lunes, 5 de mayo de 2008

Camino de Santiago 2008. Desenlace

Como dije en una de las primeras entradas, todo llega en esta vida. Ahora añadiré que, además, todo pasa.

Nuestra aventura de bicigrino 2008 ha llegado a su fin. Hemos pasado muchas calamidades y hemos pasado momentos magníficos. Una experiencia inolvidable.

Quiero agradecer a Julio y a Luis el haberlo compartido conmigo. Ojalá podamos hacer otras muchas. Ahora seguiremos saliendo los fines de semana, no ya como preparación para el Camino, sino como pura diversión.

El domingo por la mañana, después de abrazar al Santo y después de escuchar cómo nos citaban en la misa del peregrino, nos dimos un pequeño paseo por Santiago, nos metimos el último pulpo y el último Ribeiro para empezar el camino de regreso a Madrid en coche junto con la familia.

El viaje lo hicimos muy bien, con circulación fluida y sin atascos de entrada a Madrid. Después de una semana completa de estar casi aislado del mundo me encuentro con que el Madrid, una vez más, es campeón. Todo normal. Entro en mi casa y todo normal. Hemos estado una semana alejados del mundo, pareciéndonos una eternidad, pero el mundo ha seguido con su rutinaria y parsimoniosa normalidad.

Como marca el protocolo, nos despedimos con un fuerte "ortum tedeum".

Saludos a todos. Gracias por vuestro apoyo y hasta la próxima.

Día 8. 65 Km. Casanova - Santiago de Compostela

Ayer cenamos muy bien. Buena comida, buen trato y buen descanso.

Es el último día y nos relajamos. Nos despertamos tarde y después de desayunar dejamos que Luis actualice su blog porque ayer lo hicimos Julio y yo. Nos ponemos en marcha casi a las once, dos horas después de los planificado. No hay prisa.

Salimos y para empezar, una de gambas. Nada más salir del albergue hay una cuesta de más de dos km. Seguimos disfrutando del paisaje y vamos lentos.

Hoy se ve mucho peregrino. A las doce llegamos a Melide. Al llegar vamos buscando la pulpería Ezequiel y nos ve pasar el colega del metro de Barcelona que nos chilla. Nos saludamos y nos dice que mejor que en Ezequiel que entremos en otra en la que él se acaba de zampar un pulpo. Se llama A Garnacha. Nos tabicamos el pulpo. Está bueno, pero yo he comido pulpos mejores en Costa da Morte e incluso en mi casa, en algún que otro festival gastronómico familiar. Creí que con la fama que tiene el pulpo en Melide iba a ser excepcional, pero realmente tiene mucho más de nombre que de extrema calidad.

A la entrada de Melide nos hacemos la foto con el Cristo que da la mano al peregrino en la iglesia de San Juan. Es una iglesia pequeñita y hay un grupo de unas cuantas peregrinas de Madrid al que un cura gallego, de como manda la tradición tanto en hechuras como en modos, les está metiendo un chapa de consideración. Tal es la facilidad que tiene de hablar de las pasiones terrenales que nos acechan y de las redenciones celestiales que le esperan al peregrino, y a tal velocidad, que me quedo escuchándole y grabándole en video. Este buen hombre se haría rico y famoso en Estados Unidos vendiendo crecepelo.

Seguimos por el rompepiernas gallego. A diferencia de Castilla, en la que el Camino trata de pasar por sitios lo más llanos posibles, en Galicia da la sensación de que el Camino pasa por los sitios con más cuestas. Son contínuos los ascensos y descensos empinados por caminos de tierra para ir cruzando lomas y más lomas. El Camino es precioso, además luce un sol espectacular, pero el machaque en las piernas es considerable. Yo llevo abotargadas las piernas durante los 20 primeros km de la etapa, pero a partir de entonces empiezo a encontrar ritmo y las piernas me empiezan a funcionar. Por contra Luis y Julio van que no pueden más. Nos queda aún la mitad de la etapa y van que no pueden.

Llegamos a Arzúa hacia las dos de la tarde. Paramos a descansar algo mientras que nos clavamos un zumo de naranja y nos ponen un queso riquísimo de tapa. Decidimos no comer más porque ya nos hemos clavado el pulpo y porque va siendo tarde, y más con los km que aún quedan por delante.

A los 5 km de pasado Arzúa, tras un par de repechos importantes veo que mis colegas no llegan ni con el gancho. El más petao es Luis. Proponemos hacer unos cuantos km por carretera en vez de por los caminos. Por la carretera las pendientes son más suaves y nos hacemos unos 20 km muy bien. Paramos de nuevo a tomar un plátano y una cerveza antes de Santa Irene.

La subida hasta el alto en el que está el aeropuerto de Lavacolla es dura y larga. En el alto espero de nuevo la llegada de mis colegas. Nos cruzamos una vez más con un grupo de ciclistas de Miajadas con los que nos habíamos encontrado por primera vez por Melide. Van en plan Corte Inglés, con coche de apoyo y sin alforjas ni peso extra. Como nosotros vamos por carretera, avanzamos más que ellos y cada vez que el Camino cruza la carretera y coincidimos, les hacemos bromas de que no tiran ni con motor, que les va a pasar el cojo, que son medio hombres, etc. Nos reimos un buen rato con ellos.

Comentando los km que llevamos hoy, los que restan y el tiempo real pedaleando, vemos que Luis y Julio tienen más o menos el mismo tiempo real de pedaleo, pero yo tengo una media hora menos. ¿Mi reloj funciona mal?. No, lo que pasa es que yo me tiro mucho tiempo esperando a mis colegas. Tanto como para que yo hoy haya estado esperándoles más de media hora y lleve ese tiempo menos de pedaleo real. Luis no pone los datos de las etapas, pero Julio sí. En Madrid voy a comprobar tiempos reales de pedaleo y velocidades medias. Seguro que en las primeras etapas llanas son muy similares, pero desde León donde empiezan las cuestas, apuesto algo a que he hecho mucho menos tiempo efectivo pedaleando por estar esperándoles de contínuo. Esto en la Vuelta Ciclista les supondría la descalificación por llegar con el control de tiempos ya cerrado. Espero que para próximos retos, estén menos cebones y se pongan más fuertes de patas.

El resto de lo que queda hasta Santiago parece corto, pero son más de 10 km por el Camino con contínuas cuestas. Antes del Monte do Gozo hay un par de repechos fuertes encadenados antes de los cuales nos pasan dos chicas que van ligeras de ritmo y aparentan ser muy simpáticas de cuello para abajo. Me uno a ellas en la subida, que es muy fuerte y tenemos que meter el piñón más grande. Las tías, en vez de llevar la respiración, se tiran toda la subida hablando de que si fulanito le había hecho no sé qué guarrada a menganita y que si era un tal y un cual. No se callan ni debajo del agua. Miro para atrás y veo que mis colegas no han seguido a la mano, como siempre, y con todo el dolor de mi corazón dejo que las chicas se vayan y les espero.

Al llegar al Monte do Gozo nos volvemos a encontrar con el del metro de Barcelona. Ultimo sello en la credencial, fotos de rigor y todo para abajo para llegar, por fin, a Santiago.

La familia nos espera ansiosa, eso sí, depués de estar toda la mañana en la playa de Cambados disfrutando y metiéndose un homenaje, en la plaza del Obradoiro con las camisetas conmemorativas. Nosotros también nos las ponemos al entrar en Santiago y entramos juntos en la plaza.

Abrazos múltiples con la familia, mucha alegría por haber cumplido el objetivo y derechitos a la Oficina del Peregrino a por la Compostela.

Montamos las bicis en los coches y nos vamos al hotel de concentración, un pazo gallego en las afueras de Santiago que es un lujo de la órdiga comparado con los cuchitriles en los que hemos estado durmiendo durante toda la semana.

Duchazo relajante y nos metemos un pedazo de homenaje para cenar con mariscada incluida y nos vamos a dormir. Mañana hay que ir a la misa del peregrino a la catedral.

Hoy hemos hecho 65 km.
Tiempo real pedaleando 4h 42min
Vel. media 13,74 km/h
Vel. máxima 45,42 km/h
Hemos pasado por Leboreiro, Melide, Boente, Ribadiso da Baixo, Arzúa, Calzada, Salceda, Brea, Santa Irene, Pedrouzo, Amenal, Lavacolla, San Marcos, Monte do Gozo, San Lázaro y Santiago de Compostela.

En el cruceiro de Lameiros:


Dándole la mano al Cristo que saluda al peregrino en la iglesia de San Juan en Melide:


Llegando a Santiago aparecía gente por todos los lados. ¿De dónde sale tanto turista del Corte Inglés?:


En el Monte do Gozo, con el destino a tiro de piedra:


Objetivo cumplido. A disfrutarlo con la familia:

sábado, 3 de mayo de 2008

Día 7. 72 Km. Samos - Casanova

A las siete menos cinco nos ponen cantos gregorianos y a las siete encienden las luces. Todos arriba. La noche no ha sido mala, pero es el día que más roncadores recuerdo haber oído. A mitad de noche Julio se ha bajado de su litera y me ha metido un meneo que te cagas para que dejara de roncar. Si me pilla en otro momento la tenemos. Hay un grupo de sevillanos quejándose, en andaluz y con guasa, de los ronquidos de la noche. El albergue no cobra por dormir, sólo acepta donativos. Un andaluz dice que no aguanta más los ronquidos, que le hagan la cuenta que se va.

Al salir del albergue se repite la misma escena de todos los días. Luis y yo preparados. Falta Julio. Luis me pregunta por Julio. Yo le digo que Julio es un p... anormal. Luis me contesta que estará rehaciendo las alforjas por segunda vez en lo poco que llevamos de día.

Empezamos a las ocho con la idea de recuperar parte de los km no hechos ayer. Desayunamos algo y afrontamos la temida etapa rompepiernas de Galicia. Vamos haciendo kilómetros poco a poco. Hoy vemos muchos peregrinos, tanto a pie como en bici. El día es espléndido, con un sol radiante.

Luis y Julio van al tran tran, pero vamos disfrutando del paisaje y del día. Hacemos muy pocos kilómetros por hora de media.

Después de meternos un bocata a media mañana continuamos con idea de llegar a Portomarín, donde hemos quedado con las familias. El Camino es muy hermoso, yendo de contínuo por camino muy bonitos por mitad de los montes, con contínuas subidas y bajadas. Luis y Julio siguen yendo al tran tran, por lo que los últimos km los hago más deprisa y me distancio de ellos.

Comemos en Portomarín, con un menú que incluye pulpo, junto con la familia. Nos volvemos a despedir con el encargo de que nos reserven en un albergue entre Palas de Rei y Melide, en Casanova. El Albergue se llama A Bolboreta y está muy bien, siendo realmente una casa rural. El lelo de Julio me da la brasa con que vayamos al albergue municipal, porque lo mismo da el uno que el otro. Sí claro, igual da atún que betún que todo viene en lata. Menos mal que María José cumple y se llega al sitio que le indico y nos reserva. Esta noche dormiremos como señores y nos ahorraremos las molestias habituales de los barracones por los que estamos pasando.

La salida de Portomarín es un camino empinadísimo cuesta arriba de centenares de metros. Me bajo de la burra y tiro de ella porque no he hecho la digestión aún.

A partir de ahí, se siguen sucediendo los caminos que suben y bajan incesantemente en medio de hermosos montes e increíbles paisajes. Sigue haciendo mucho calor. El día es perfecto.

Luis y Julio van que no pasan de 10 km/h de media. Paro de contínuo a esperarles. Debe ser su día de top lady y van como en una BH de paseo con cesta y transportín. Hemos hecho más de tres cuartas partes de la etapa y me encuentro entero, como los toros sin castigo. Y empiezo a meterle caña a una serie de cuestas entrelazadas para castigarme un poco. Luis está muerto, dice que no puede más. Nos confirman la reserva en el albergue de Casanova. Deben quedar aún unos 15 km y mis colegas van desfallecidos, en especial Luis.

Después de seguir subiendo y bajando infinitas rampas por estos paisajes tan hermosos de Galicia llegamos al albergue a las ocho de la tarde, cansados, doce horas después de haber salido de Samos. El albergue está muy bien, prácticamente nuevo, y los hospitaleros muy amables. Creo que Luis nos la ha apuntado. Ha hecho los últimos 20 km desfallecido. Dice que es una borricada hacernos tantos km en un sólo día en Galicia. Cenamos y escribimos estas crónicas en un ordenador sin ADSL, por lo que internet va muy lento. Como además tenía un retraso de 4 días de recorrido, estoy terminando a las dos y media de la madrugada. Mañana nos despertaremos hacia las ocho. Es el último día. Llegamos a Santiago. Lo celebraremos por todo lo alto. Espero que haga bueno.

Con todas estas pechadas tengo las patas como vigas de roble. Hoy me pedían más kilómetros. A ver mañana.

Hoy hemos hecho 72 km.
Tiempo real pedaleando 5h 46min
Vel. media 12,42 km/h
Vel. máxima 58,81 km
Hemos pasado por Sarria, Barbadelo, Morgade, Ferreiros, Portomarín, Gonzar, Ventas de Narón, Ligonde, Eirexe, Palas de Rei, Xan Xulián y Casanova.


En Samos. Se dice que es la iglesia más antigua de Galicia:



El albergue de Samos con los sevillanos:



Ya queda muy poco:



Entrando a Portomarín:



Llegando a Casanova. Con las alforjas y el cansancio, hacer estas trialeras de piedras y agua no es fácil:

Día 6. 65 Km. Villafranca del Bierzo - Samos

El día despierta bonito, con sol. Hoy toca la machada de subir el Cebreiro. Salimos los últimos del albergue junto con las canarias. Nos despedimos de Sofía y nos vamos al pueblo a desayunar.

Empezamos a pedalear por toda la vega del Valcarce hasta que empieza la subida del Camino al Cebreiro, que empieza mucho más tarde que lo hacen la carretera y la autopista, superando el mismo desnivel, pero en mucha menos distancia, por lo que la subida del Camino es mucho más dura. Cuando empezamos este peregrinaje creí que subiríamos por la carretera, pero vamos a echarle valor y lo hacemos por el Camino, por La Faba.

Nos encontramos con un colega en bici que nos dice que tiene a su vez otro colega que está en el alto y que dice que llueve. Me echo a temblar. En donde estamos, a pie de puerto, el tiempo es bueno. Con este colega compartiremos buena parte de la subida. Comenzamos a subir. Son 14 km de rampas muy duras sin descanso alguno. Es durísimo.
El colega que comentaba va tratando de subir yendo continuamente de lado a lado del Camino. Le costará menos, pero hace el doble de distancia.

Voy con buen ritmo, pero con las rampas tan duras, no queda más remedio que parar alguna vez para recuperar aliento. A media subida me quedo esperando a Julio y a Luis. Julio me adelanta y no espera. Cuando llega Luis nos comemos un plátano para recuperar fuerzas. Lo compartimos con el colega que resulta que trabaja en el metro de Barcelona.

Cuando corono la cima, hace casi tres horas que empezamos la ascensión. Julio ha podido finalmente subirlo entero, pero Luis no puede y hace el último km a pie. El último km de la ascensión la hago junto a otro ciclista que va cargado hasta los topes y que estaba haciendo un buen tramo a pie. Es alemán o por ahí. Me dice que hoy ha salido de Rabanal del Camino, de madrugada, por lo que se ha metido Cruz de Hierro y Cebreiro en la misma mañana. Le digo que es mi héroe y empiezo a cantarle el O sole mio. El tío se desternilla y me aplaude. Le digo que pare en Cebreiro a descansar hasta mañana o morirá. Dice que así lo hará.

Seguimos camino porque aún tenemos muchos km por delante y hemos de comer. Lo hacemos muy bien antes del alto del Poio. Hablo con mi familia que están de camino. Me dicen que tardan tres horas en hacer 60 km a la salida de Madrid del atasco que hay.

Nosotros seguimos camino después de comernos un petazo pote gallego para entrar en calor. Nos toca subir el alto de San Roque y el alto del Poio. Esto parece una etapa de la Vuelta Ciclista a España.

A partir de ahí, empieza la bajada. Vamos por unos caminos, corredoiras, de una belleza espectacular. Hemos dejado la sequedad de Castilla y estamos en unas montañas verdes de impresión. Vamos bajando durante 9 km seguidos hasta Triacastela por un camino precioso de bajada sin fin. El Camino está lleno de una mezcla de barro y excremento líquido y sólido de las vacas. Al principio tratas de evitarlo, pero enseguida pasas por encima sin más porque es tan abundante que hay tramos en los que no puedes sino pasar por encima. Después de los sufrimientos de los tres días anteriores, empezamos a disfrutar. Antes de llegar a Triacastela, en un frenazo en un curva empinada del camino, el freno trasero no resiste más y se rompe. Afortunadamente era un punto en el que no llevaba mucha velocidad y controlé. Si me pasa en otro momento de la bajada, me meto una buena piña. Cambio el cable, ajusto manetas y seguimos. Julio me ayudó, pero Luis no pudo. Dice que no tiene ni idea, que el año pasado tuvo un problema con una rueda y que le tuvieron que ayudar. Para que después digan de las mujeres.

En Triacastela coincidimos por fin con las familias. Nos echábamos de menos. Nos saludamos efusivamente, pero tenemos aún muchos km por delante. Aunque el destino planificado era Sarria, Luis está fundido y fijamos como destino Samos, además de ir por la carretera en lugar de ir por el monte, por Xan Xil, que castiga mucho con contínuas subidas y bajadas.

Con todo y con eso llegamos con las fuerzas justas a Samos. Nos alojamos en unas dependencias del antiguo monasterio. Es un barracón que me recuerda mucho al infame albergue de Burgos, aunque este aparenta algo más de limpieza. Cenamos con la familia y nos vamos antes de que nos cierren, a las diez y media de la noche.

Hoy hemos hecho 65 km.
Tiempo real pedaleando 4h 54 min
Vel. media 13,20 km/h
Vel. máxima 55,46 km
Hemos pasado por Pereje, Trabadelo, La Portela de Valcarce, Vega de Valcarce, Las Herrerías, La Faba, Laguna de Castilla, O Cebreiro, Liñares, Hospital de la Condesa, Alto do Poio, Fonfría, Viduedo, Filloval, Triacastela, Reche y Samos.


En La Portela de Valcarce, antes de subir a O'Cebreiro:



La cima de O'Cebreiro. Este animal se había hecho en esa mañana Cruz de Ferro y Cebreiro.



En O'Cebreiro:



Bajando hacia Triacastela:



La curva donde rompí frenos. Menos mal que había frenado antes para cruzar la carretera:

Día 5. 64 Km. Rabanal del Camino - Villafranca del Bierzo

Llevamos tres días sin internet. He actualizado el contenido de la etapa anterior que no pude apenas escribir. Leedla para conocer el detalle.

Nos depertamos con el día semi nublado y con mucho frío. Ha estado lloviendo y nevando toda la noche. Según me levanto me noto la garganta tocada, aunque será efecto del frío de ayer, seguro que también es porque he debido roncar como un jabalí. Veo que los vascos con los que dormimos ayer están en la litera de al lado. Ella señala al que tengo en la litera de abajo y me dice que vaya con mi amigo mientras le señala. Le digo ¿Pues?. Me dice que vaya lo que ha roncado. Le hago un gesto como diciendo que qué poca vergüenza tiene la gente y me voy corriendo al baño. Cuando salgo ya no los vuelvo a ver.

Voy al barracón de Julio y Luis y ya casi están preparados. Eso significa que no han empeorado y que continuamos Camino. Nos preparamos, desayunamos y salimos zumbando con la incertidumbre del tiempo que nos hará. Como en mi barracón no había calefacción, tengo la ropa de ayer mojada. Si hoy también me llueve, no voy a tener ropa seca que ponerme.

En cuanto salimos del albergue comienza la subida a la Cruz de Hierro. Son 8 km de subida constantes de rampas duras sin casi ningún respiro. Menos mal que hicimos parada en Rabanal, porque si no a estos 8 km habrían de sumarse los últimos 20 km de ayer que también son de subida, lo que le convierten en un puerto temible si se hacen del tirón. La montaña esta nevada y las plantas en flor. Es un espectáculo para la vista. La subida me recuerda mucho a una que hicimos hace poco en Santa María de la Alameda. Cojo ritmo, pongo el segundo piñon y subo a tren. Voy parando de vez en cuando para sacar fotos y esperar a Julio y a Luis.

Llegamos a Foncebadón y tratamos de entrar en calor en un albergue. El frío es muy intenso. Seguimos subiendo y coronamos la Cruz de Hierro. Creí que después del martirio de ayer y del frío que está haciendo me resultaría difícil, pero me he encontrado bien y he subido sin problemas.

Cojo las piedras que me dió Nacho y las voy tirando en la base de la Cruz. Una por Arancha, otra por Nacho, otra por María José y otra por todos. Antes de tirarlas las beso una a una.

Nos hacemos unas fotos y Julio pregunta a unos que están en un coche que qué temperatura hace. Le dicen que 0 grados, pero con el frío tan intenso que hace la sensación térmica es de muchos grados bajo cero. Yo voy con los pantalones cortos y sin guantes. Según empezamos a bajar voy moviendo los dedos de las manos para que no se me congelen. Y empieza lo malo. Empieza a nevarnos con intensidad. Paro y me pongo las gafas de sol porque la nieve se me clava en los ojos y no me deja ver, además de hacerme mucho daño. Luis va como una cebolla, abrigado a tope. Se extraña de que yo vaya en pantalón corto y con sólo una camisa, además de la chaqueta de chandal y el cortavientos. Me dice que él lleva toda la ropa puesta, que sólo le queda ponerse el pijama.

Paramos en Manjarín, donde tiene un pequeño albergue un tal Tomás que se hace pasar por el último templario. Ni nos sella ni nos presta atención. Está con unas cuentas. Debe ser un jeta de cuidado.

Seguimos bajando y paramos en El Acebo. Ha dejado de nevarnos y nos hacemos una foto en la fuente de la Trucha. Entramos en un café y nos metemos unos bocatas para recuperar. Salimos de nuevo para seguir bajando. Antes de Molinaseca nos llueve intensamente. No nos falta de nada. Afortunadamente para de llover a los pocos km y aunque nos hemos empapado, el viento nos empieza a secar. Al parar a sellar en Molinaseca la chica del albergue, al ver a Luis, que está tan tapado que no se le puede ver nada de piel (va incluso con las gafas de sol puestas), le dice que si le debe dinero a alguien.

Llegamos a Ponferrada sin mucha intención de hacer mucha visita. Paramos a comer. Nos sienta de miedo. A la salida de Ponferrada tomamos una salida que no es la correcta y nos inventamos una variente del Camino.

Por la tarde el tiempo nos respeta y podemos ir llegándonos sin problemas hasta Villafranca del Bierzo, pasando por Cacabelos y disfrutando por fin del paisaje, cruzando por vegas y contínuos viñedos.

Al llegar a Villafranca nos alojamos en el albergue municipal. Sofía, la que lo regenta, está como las maracas de Machín. Nos reimos con ella. Lavamos la ropa y nos vamos a tomar algo al albergue de al lado. Son las ocho en punto y es la hora de la cena. Lo gestiona un tal Manu, marinero de profesión y un crack. Nos sentamos junto con los que están poniéndoles la cena. Les hace cenar como si estuvieran en el colegio. Todos juntos en bancos corridos y todos lo mismo. Pedimos tres cervezas y que nos ponga un poco de la cena a modo de ración. Acabamos cenando tanto como los comensales. Nos cobra sólo 6 euros por todo los bebido y comido y nos vamos a cenar algo más al pueblo. Julio y yo nos metemos una hamburguesa especial para recuperar fuerzas. Luis, otro día más, no puedo más que con un vaso de leche caliente con miel.

Después de cenar subimos de nuevo al albergue y estamos un rato con Sofía y con dos hermanas canarias muy simpáticas que están haciendo el Camino a pie. Nos intercambiamos direcciones de correo. Luis se sube a dormir porque está reventado. Julio y yo aguantamos un rato más.

Cuando subimos a dormir, aún son las diez y media pero Luis está ya dormido y empezando a roncar. Unas chicas de las literas de al lado comentan que pronto empezamos.

Hoy hemos hecho 64 km.
Tiempo real pedaleando 4h 22 min
Vel. media 14,68 km/h
Vel. máxima 56,90 km
Hemos pasado por Foncebadón, Cruz de Hierro, Manjarín, El Acebo, Riego de Ambrós,
Molinaseca, Ponferrada, Camponaraya, Cacabelos, Pieros y Villafranca del Bierzo.


En el albergue de Villafranca, con Cristi, Susi, Sofía y el ¡eh, maricón! (véase blog de Luis):



En la Cruz de Ferro:



Indicador de distancias en Manjarín:



¿Una foto de una farola?. No, soy yo en el puente de Molinaseca. Gracias Julio.



En los viñedos de Cacabelos: