lunes, 30 de mayo de 2011

Desenlace Vía de la Plata 2011

Adjunto la ruta hecha. Como el móvil se me estropeó el primer día y no lo pude arreglar hasta Mérida, he añadido un track que he cogido de internet, que es bastante aproximado a lo que hicimos los primeros días, a lo que logré grabar a partir de Mérida. La distancia por tanto es fiable; los días no lo son porque el track que he unido está realizado tres años antes.

Igual comentario para los datos estadísticos que adjunto: valen distancias y alturas pero no fechas y datos asociados.

Vía de la Plata. Sevilla - Salamanca




domingo, 8 de mayo de 2011

Día 8. Fuenterroble de Salvatierra - Salamanca. 56,81 Km






Kilómetros: 56,81
Tiempo pedaleando: 3:18:21
Vel. media: 17,18 km/h
Vel. máxima: 55,36 km/h

Último día de nuestro Camino 2011. Nos despertamos sin mucha prisa y salimos hacia las 9:30 de la casa donde hemos dormido. El día ha amanecido frío y ventoso. Vamos a ver si alguno de los bares del pueblo está abierto para poder desayunar, pero todos están cerrados. A Luis no le gusta ni un pelo. Y no le falta razón porque salir a pedalear sin desayunar nada sabiendo que hemos de subir al Pico de la Dueña y que no hay un pueblo hasta dentro de 30 kilómetros, pues no presagia un buen día.

Pero en eso que vemos a la pareja de ciclistas de Galisteo a la puerta de la iglesia del pueblo y a los que saludamos. Nos dicen que van a desayunar algo al abrigo de la iglesia, que está abierta, y que ese algo lo acaban de comprar en un supermercado que está a la vuelta de la iglesia. Y entonces Luis dice; sí, claro, el supermercado donde el año pasado compramos hornazo para comérnoslo en el Pico de la Dueña.

Así que vamos al supermercado y nos encontramos también al grupo de 5 ciclistas (que ya desde ayer eran solo 4) y al ciclista que nos encontramos en Cáparra. Ya dije que a todos nos los íbamos a encontrar durante varios días.

Nos tabicamos un batido de chocolate con unas magdalenas y salimos por camino hacia el Pico de la Dueña con bastante frío. El paisaje es abierto, sin mucho árbol, y por una pista fácil de pedalear. Toda la senda hasta que comienza la subida al Pico de la Dueña está jalonada por varias cruces grandes de madera. Llegamos a la base de la subida tras 13 kilómetros. Encontramos allí los famosos carteles del cura Blas que avisan de la subida y de la alternativa para rodear el pico.

Aquí de nuevo volvemos a coincidir todos los ciclistas y aunque algún medio hombre iba a tomar la alternativa fácil, al ver que los primeros empezaban a subir (y sobre todo la chica de la pareja ciclista de Galisteo) no le quedó más remedio que iniciar la subida. Así que todos para arriba.

La subida tendrá casi 4 kilómetros en total y un par de kilómetros finales con bastante pendiente y mucha piedra suelta. Aunque alguno dice haberlo hecho de un tirón, nosotros tuvimos que echar pie a tierra en un tramo.

La cima del Pico de la Dueña está coronada por una gran cruz de Santiago en una base de piedras. Me hace recordar a la famosa Cruz de Hierro del Camino Francés. Lamentablemente todo el cordel donde se ubica está jalonado por aerogeneradores que, aunque impresiona verlos en funcionamiento con el viento que hace, afean bastante. Las vistas desde aquí son impresionantes. Tanto para sur, norte, este u oeste se divisan decenas de kilómetros a la redonda.

El Pico de la Dueña es el punto intermedio de la Vía de la Plata en su tramo hasta enlazar con el Camnio Francés en Astorga. También es el punto más alto de ese recorrido, con 1.169 metros.

Tras unas pocas fotos y una llamada de teléfono de Luis a Julio, empezamos la bajada. Es igual de empinada que la subida. Transcurre por un encinar y se disfruta bastante. Al final de la bajada se toma carretera hasta San Pedro de Rozados. Son 14 kilómetros desde la cima del Pico de la Dueña. Se pasa entre medias por Calzadilla de Mendigos. Yo creí que era un pueblo pero es solo una granja. Eso sí, tienen una piara de guarras que es increíble. Son todas hembras y cada una debe pesar más de 100 kilos. Menuda producción de negrillos debe haber aquí.

Desde San Pedro de Rozados se vuelve a coger camino de tierra, mayoritariamente plano o en descenso, se pasa por un bonito encinar y se llega a divisar al fondo por primera vez Salamanca. Debemos estar como a 12 kilómetros.

Antes de la entrada a Salamanca hay una nueva cruz y la foto con la silueta de Salamanca al fondo es obligada.

Los últimos 3 ó 4 kilómetros de entrada a Salamanca son realmente feos y dan la sensación de sobrar.

Finalmente nos llegamos al hotel donde haremos noche. Está al lado del Tormes por lo que llegamos rápido. Allí nos reciben María José, Arancha y Nacho. Duchazo, llegan Pedro y Yolanda. Nos vamos a comer algo a la Taberna Celta. Vuelta al hotel a dormir la siesta y vuelta a la Taberna Celta a cenar.

Terminamos este nuevo Camino. Gracias a Luis y a Pedro por el viaje. Gracias a la familia por ir a darnos la bienvenida en el destino. Lo siento por los que finalmente no pudieron ir, en especial Pani y Julio. Al final las etapas han sido cansadas y largas, por lo que creo que fue una decisión acertada el que Marian y Alejandra desistieran de acompañarnos; algún día lo habrían pasado realmente mal. Saludos a Lucía y Romagosa que supongo leerán con gusto los blogs para hacerse idea del Camino que hemos hecho. Otro año repetirán de seguro.

Ya publicaré fotos y datos. Entre tanto, hasta el próximo Camino. Ortum Tedeum.

Hoy hemos pasado por: Fuenterroble de Salvatierra, Calzadilla de Mendigos, San Pedro de Rozados, Morille, Salamanca.

Día 7. Oliva de Plasencia - Fuenterroble de Salvatierra. 77,51 Km






Kilómetros: 77,51
Tiempo pedaleando: 5:30:54
Vel. media: 14,05 km/h
Vel máxima: 51,06 km/h

Penúltima etapa de nuestro Camino de este año y creo que será la etapa más dura. Nos toca subir el puerto de Béjar y los últimos 20 kilómetros hasta el final de etapa, aunque mayoritariamente se hacen por carretera, pican de contínuo para arriba con alguna cuesta dura, lo que unido al cansancio del día hace que llegues al límite de tus fuerzas.

En Oliva de Plasencia mi rutómetro indica que llevamos ya hechos 400 kilómetros.

Desayunamos una vez más los últimos porque todos los demás que había en el albergue eran andarines y se marchan mucho antes. Por cierto, todos eran extranjeros. Estamos viendo mucho andarín extranjero. Salimos por caminos tratando de retomar el itinenario cruzando por dehesas con ganado bravo hasta alcanzar el arco y las ruinas de Cáparra. Allí que nos volvemos a ver a los 5 ciclistas (aunque realmente sólo quedan 4 porque uno anda mal de una rodilla y tuvo que dejarlo ayer), más otros dos más que habíamos visto hace 2 días (y que no son la pareja que he comentado de Galisteo). Nos hacemos fotos y seguimos por caminos. Cruzamos varios arroyuelos. En uno hemos de descalzarnos para poder cruzarlo andando.

Se hacen 20 kilómetros así hasta llegarnos a Aldeanueva del Camino. Y otros 10 más hasta llegarnos a Baños de Montemayor, que es la antesala a la subida al puerto de Béjar.

En Baños de Montemayor nos tomamos un bocata de bacon con queso y vemos al grupo de 5 ciclistas en el parque del pueblo metiéndose un bocata. Sellamos en el albergue y salimos por carretera para subir el puerto. Hasta el alto son casi 4 kilómetros que se hacen con algo de fatiga pero sin tráfico alguno de coches. A 500 metros del alto paro a reponer agua en una fuente de la que sale un agua buena y fría mientras que espero a Luis. Y en ese tiempo pasa el grupo de 5 ciclistas, la pareja ciclista de Galisteo y uno de los ciclistas del arco de Cáparra (el otro tiene problemas en una rodilla y parece que se ha quedado a descansar en Baños de Montemayor). A todos voy saludando y dando ánimos van pasando. Esto parece la Vuelta Ciclista.

Cuando llega Luis me dice que sigamos hasta el alto del puerto y allí comer algo de nuevo. En el alto hay una gasolinera y un pequeño bar. No tenemos dinero en metálico y no admiten tarjetas. Nos vamos y nada más salir vemos una especie de almacén con un rótulo que dice vender bollos y hornazos. Allí que paramos con la idea de comprar algo que valga menos de los 4 euros que llevamos en metálico. Nos atiende un chaval muy majo que al comentarle la situación nos da gratis un hornazo que tenía que no era reciente. Dice que sirven los hornazos a los Carrefour.

Despues de reponer algo de fuerzas seguimos por una pista forestal que baja de forma trepidante durante 4 kilómetros hasta el Puente de la Malena, que cruza el río Cuerpo de Hombre.

Me subo al pretil del puente e inauguro solemnemente este río. Cuando me bajo y vuelvo a montar en la bici me doy cuenta que hay un par de japos andarines descansando al otro lado del puente. Les digo Buen Camino, me responden igual, y sigo sin más. Me resultaría difícil explicarles en japonés el sentido de tan ancestral ritual.

Seguimos por carretera los 6 kilómetros que hay hasta Calzada de Béjar. El último kilómetro tiene una subida bastanta curiosa. Al llegar al pueblo sellamos en el albergue y nos tomamos una coca cola en el bar del pueblo para afrontar los últimos 20 kilómteros hasta Fuenterroble de Salvatierra.

Se hacen mayoritariamente por carretera pasando por Valverde de Valdelacasa y por Valdelacasa. Será por la acumulación de kilómetros, pero se hacen realmente duros. Hay rampas en algunos momentos que las hago más lento y con más esfuerzo que el puerto de Béjar.

Finalmente nos llegamos a destino donde ya nos esperan Pedro y Yolanda además de María José, Arancha y Nacho. Nos vamos a una casa rural que teníamos reservada, nos duchamos y nos acercamos en coche a cenar algo a Guijuelo.

Hoy hemos pasado por: Oliva de Plasencia, Arco de Cáparra, Aldeanueva del Camino, Baños de Montemayor, Calzada de Béjar, Valverde de Valdelacasa, Valdelacasa, Fuenterroble de Salvatierra.

Día 6. Embalse de Alcántara - Oliva de Plasencia. 76,01 Km






Kilómetros: 76,01
Tiempo pedaleando: 5:45:18
Vel. media: 13,20 km/h
Vel. máxima: 42,47 km/h

Nos despertamos los últimos (todos los demás que estaban durmiendo eran andarines) y desayunamos muy relajados, nosotros solos, con las vistas del embalse. Desayuno muy relajante. Tan relajante que empezamos a pedalear a las 10.

Hasta Cañaveral no hay nada más que piedras, piedras y más piedras. Arbusto bajo y más piedras. Son 11 km hasta Cañaveral, que sumados a los 22 del día anterior desde Casar de Cáceres, hacen un total 33 kilómetros sin pisar ninguna población. A la hora de planificar el Camino hay que considerar bien los kilometrajes para tener en cuenta este tipo de circunstancias. De hecho, el Camino no pasa ni por Cañaveral, ni por Grimaldo, ni por Riolobos, que son los pueblos más cercanos en el tramo Casar de Cáceres - Galisteo, lo que representa unos 63 kilómetros sin cruzar ningún pueblo si haces el Camino sin desviarte.

Como digo el Camino no pasa por Cañaveral, pero nosotros tomamos una pequeña variante para entrar y comprar algo de fruta.

A la entrada del pueblo se pasa por el puente mediaval de San Benito. Y allí que nos encontramos a un grupo de mujeres mayores en chándal haciendo una tabla de gimnasia bajo las órdenes de un chaval con un escudo del Cacereño en su camiseta. Casi más sorprendidas se quedan ellas que nosotros y empiezan a vitorearnos y aplaudirnos. Nos quedamos un buen rato de charla con ellas y seguimos para entrar al pueblo por un camino en subida.

Al entrar al pueblo lo hago por una acera que al poco se encajona contra las primeras casas y veo que hay un par de abuelos sentados y un par de mujeres ocupando la acera. Y doy un volantazo para salirme a la calzada, En ese momento oigo a uno de los abuelos diciendo ¿dónde vas?. Regreso a la acera y nos paramos a charlar con ellos. El que me chistó debe ser primo del Risitas y no para de decir cachondadas. El otro, como el cuñaaaaoooo, le ríe contínuamente las gracias. Cuando les decimos que donde el puente hay un montón de mujeres, el primo de Risitas hace un gesto como de desaprobación y dice "ná, son todas viudas".

Despues de un buen rato les dejamos y entramos al pueblo a comprar fruta y Pedro se va también a la farmacia a comprar algo porque la alergia le está matando los ojos.

Salimos de Cañaveral para afrontar la subida por carretera al puerto de Los Castaños, de algo menos de 5 kilómetros. Nos juntamos con un grupo de 5 ciclistas que han salido desde Mérida y van también a Salamanca. Como lo que hacen les lleva muy pocos días, apenas llevan alforjas. Al ver las nuestras dicen que saquemos los jamones que llevamos dentro.

La subida del puerto la hago con ellos. Pedro y Luis se descuelgan algo. En la cima hay un bar de luces de colores. Los 5 empiezan a dar gritos por si sale alguna chica a saludar. Como no hay suerte prosiguen el camino mientras yo espero un poco a Pedro y Luis.

El Camino entonces cambia drásticamente. El paisaje en esta vertiente es totalmente distinto y se mete en un robledal, en una zona preciosa llamada Valle de los Muertos, que pasa a la altura de Grimaldo y tras 30 kilómetros debe hacernos llegar a Galisteo. En mitad del robledal se han parado a comer los 5 ciclistas.. Nos vamos a ir cruzando constantemente con ellos durante el resto de días.

Al pasar a la altura de Grimaldo, Pedro para porque tine prácticamente suelta una biela. El tornillo que la ajusta al eje pedalier está suelto y no llevamos ninguna llave para apretarlo bien. Con unos alicates pequeños de Luis se aprieta como se puede. Pero con los continuos baches del camino se afloja cada 5 minutos por mucho que Pedro trata de hacer la menor fuerza posible con esa biela, cargando todo el peso de la pedalada sobre la otra. Parando cada 5 minutos para apretar la biela que se afloja cada dos por tres, vamos tratando de llegar a una carretera o pueblo para poder apretar bien la biela.

Pero como he comentado, estas distancias entre pueblo son matadoras ante cualquier contingencia y no hay nada hasta Galisteo. Bueno, como 5 kilómetros antes está Ríolobos aunque algo separado del camino. Al llegar a las proximidades de Ríolobos, a Pedro se le parte la pletina que une el casette de piñones con el cuadro. Ahora ya sí que no hay solución. Llama a Yolanda para que le vaya a buscar y nos hacemos andando lo que nos restaba hasta llegar a Galisteo.

Cuando llegamos, más allá de las cuatro de la tarde, paramos a comer en El Emigrante. Nos tratan muy bien y coincide que llega una pareja de ciclistas que están haciendo Sevilla - Muxía. Ellos van a hacer noche allí. Como nos ocurrirá con los otros 5 ciclistas, también con ellos nos iremos cruzando de contínuo hasta llegar a Salamanca.

A eso de las 6 de la tarde terminamos de comer y Luis y yo proseguimos para hacer los casi 30 kilómetros que nos quedan aún hasta Oliva de Plasencia. Luis deja las alforjas para que se las lleven Pedro y Yolanda en el coche.

Se sale por carretera hasta Aldehuela del Jerte y Carcaboso. Son solo 11 kilómetros y lo hacemos rápido. A partir de Carcaboso se vuelve a entrar en una dehesa de alcornoques. El sol empieza a caer y la dehesa está solitaria y está cubierta de un manto de verde por el cual solo se dibuja débilmente el sendero por el que circulamos. El paisaje es de lo más bonito del Camino. La sensación es realmente especial.

Llegamos a Venta Quemada y desde ahí nos desviamos del Camino para hacernos 6 kilómetros por carretera hasta Oliva de Plasencia para dormir en un albergue pequeño atendido por una hospitalera muy agradable de nombre Mónica. Llegamos poco antes de las 21:00 casi a la par que Pedro y Yolanda. Como tenemos coche y en el pueblo no hay ni un bar, nos vamos a Plasencia a cenar algo.

Al regresar de la cena y tratar de meternos en las literas resulta que alguno de los andarines ha ocupado una de las que nos habían asignado. Dejo a Pedro que se quede junto a Yolanda. Luis se mete en una cama supletoria que había montado previamente Mónica. Nos advirtió que los tornillos no estaban muy apretados. Yo me voy a tratar de buscar sitio en otra habitación, pero busco mal y lo único que encuentro es un sofá. A diferencia del de el primer día, en este quepo y además no se está incómodo del todo. Me quedo en él. A media noche se oye un sonido muy fuerte. Es Luis, que en un intento de mover la cama, la pata que nos advirtió Mónica no resiste y se le cae y se ve de bruces en el suelo. Son las 3 de la mañana.

Hoy hemos pasado por: Embalse de Alcántara, Cañaveral, Galisteo, Aldehuela de Jerte, Carcaboso, Oliva de Plasencia.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Día 5. Alcuéscar - Embalse de Alcántara. 78,15 km.







Kilómetros: 78,15
Tiempo pedaleando: 4:47:25
Vel. media: 16,31 km/h
Vel. máxima: 42,47 km/h

Nos despertamos a las 8 y desayunamos a las 9. Tras de despedirnos de María Angeles nos ponemos en marcha por una pista bien compactada hasta Casas de Don Antonio. Los 10 kilómetros que lo separan lo hacemos en media hora. A la entrada del pueblo hay un puente romano muy bonito. A la salida hay una residencia de mayores que hace pared con pared con un bar de luces de colores llamado El Pecado, cosas de la vida.

El camino sigue prácticamente llano, aunque algo menos practicable, hasta alcanzar Aldea del Cano. Poco despues de salir de Casas de Don Antonio vemos a los italianos de la RAI. Nuestra valenciana de referencia, la Poyo Veloz, hoy no le ha dado tiempo a sobrepasarnos por lo que ya no creo que la veamos más.

Poco antes de llegar a Valdesalor, justo despues de cruzar un pequeño aeródromo, a Pedro le revienta la rueda trasera. Vemos que no se trata de un simple reventón, sino que la cubierta se ha roto. Tratamos de hacer un pequeño apaño con unas bridas para tratar de llegar a Cáceres.

Las bridas duran poco por lo que en ValdeSalor paramos a cambiar la cubierta de delante por la de atrás para que la cubierta sufra lo menos posible al ir en la rueda delantera (la rueda de atrás soporta mucho más peso y sufre mucho más) y además ponemos cinta americana por todos los lados y ver si así podemos llegar Cáceres.

Casi todo ese trayecto, casi 15km, lo hacemos por carretera, incluyendo la subida al puerto de Las Camelias.

Logramos llegar a Cáceres y paramos en una tienda justo antes de que la cierren a las 14:00. La tienda está al lado de la Cruz de los Caídos y se llama Sucesores de Antonio Pra. Logramos comprar las dos cubiertas y cambiamos la más dañada. Comemos algo en la zona peatonal del centro y salimos en dirección al Casar de Cáceres, distante en algo más de 10 km de Cáceres.

Lo hacemos de nuevo por carretera. Llegamos al Casar de Cáceres a las 4. Todo está cerrado menos el albergue. Queda justo delante del ayuntamiento. Mientras estoy en la calle veo que el Rey Belga entra al albergue y busca desesperadamente un trono para poder deponer su actitud. Lo hace y seguimos camino.

Nos quedan 25 kilómetros sin pueblo alguno entre medias. De nuevo se hacen mayoritariamente por pista de tierra bien compactada y hacemos buen promedio. Los 5 últimos kilómetros antes de llegar al Albergue del Embalse de Alcántara se hacen por asfalto.

Llegamos, pese al kilometraje y los problemas técnicos de hoy, a las seis y media. Nos da tiempo a ducharnos, cenar, cambiar la otra cubierta de Pedro, mirar la puesta de sol y actualizar el blog. Bueno, lo hago yo y Luis no puede porque el alberguero se lleva el router cuando yo termino.

Al pasar por Cáceres hemos hecho 300 km de la ruta. Ya nos quedan sólo 3 días para llegar a Salamanca. En dos días veo a mi familia.

Hoy hemos pasado por : Alcuéscar, Casas de Don Antonio, Aldea del Cano, Valdesalor, Cáceres, Casar de Cáceres y Embalse de Alcántara.

Día 4. Torremejía - Alcuéscar. 60,81 km







Kilómetros: 60,81
Tiempo pedaleando: 4:01:33
Vel. media: 15,10 km/h
Vel. máxima: 45,34 km/h

La cena en Torremejía consistió en varias raciones a compartir y dos cubatas de Legendario. Todo muy bueno. En la mesa de al lado había 4 ó 5 chicas de algo menos de 30 años. Al ir a marcharnos el dueño del bar nos dijo que eran todas solteras y enteras. Las conocía porque era el maestro del pueblo. Dice que los jóvenes del pueblo enseguida dejan los estudios para dedicarse a la tierra porque es muy productiva en esta zona de Barros. Y las chicas buscan hombres más eruditos y menos rudos. Pues al paso que van ¡que esperan sentadas!.

Nos despertamos a las 8 y salimos a las 9 despues de desayunar algo. Pasamos por la gasolinera del pueblo para lavar las bicis que están llenas de barro del día anterior. El barro hizo estragos y Pedro sigue teniendo el cambiador atascado.

Nos llegamos a Mérida en poco más de una hora, casi todo por asfalto. Cruzamos por el punte romano y nos adentramos por la zona peatonal. En la calle Santa Eulalia entro en una tienda de telefonía. Allí están María y Marieta, quienes tras de un buen rato y numerosas negociaciones logran hacerme una tarjeta nueva para el teléfono. Desde esta tarde podré volver a tener móvil y gps activo.

Mientras que yo estaba en la tienda, Pedro logra por fin desatascar su cambiador.

Como hemos perdido tanto tiempo, es hora de comer algo y nos ponemos a comernos un bocadillo de jamón al lado del Museo Romano. Al pedírselo al camarero le dije: tres bocadillos de jamón. El camarero me respodió que cuantos. Y yo le dije que tré. Ahora sí que lo entendió.

Mientras nos los comemos aparece la reencarnación de Scottie Pippen y me hago una foto con él. Es tan negro que su cara en la foto habrá que clarearla con PhotoShop porque si no es imposible distinguirla porque detrás había un portal oscuro.

Salimos de Mérida en dirección al embalse de Proserpina y tras dejar el acueducto de Los Milagros nos volvemos a encontrar con la valenciana. Esta Poyo Veloz es una máquina de devorar kilómetros. Hasta el embalse es todo carretera y carril bici, casi todo en subida. Pedro se da un chapuzón y proseguimos camino. Desde ahí y hasta el final de etapa pasamos por caminos que están bordeados por fincas mayoritariamente ganaderas, por lo que los árboles no son muy abundantes.

Paramos en Aljucén a sellar y reponer algo de fuerzas y seguimos los 20 últimos kilómetros hasta Alcuéscar. El camino no es difícil pero pica de contínuo para arriba y Luis llega un poco desfallecido. En este tramo se cruza por la parte oeste del Parque Natural de Cornalvo y Sierra Bermeja. Justo al llegar a Alcuéscar nos pilla otro tormentón y nos vamos a refugiar a una gasolinera que vemos en una carretera cercana, en el cruce de Las Herrerías. Allí nos tiramos 30 ó 40 minutos. Desistimos de ir hacia Aldea del Cano y nos quedamos aquí.

Finalmente entramos a Alcuéscar a las 7 menos 10 y vamos al albergue de la Congregación de María y Los Pobres. Allí nos dicen que a las 7 dan la bendición del peregrino, a las 7 y media preparan cena y las 9 y media todo el mundo durmiendo. Todo es bastante atropellado para el horario que llevamos y decidimos bucar la casa rural que hay en el pueblo.

Se llama La Casa Grande y está regentado por D. Antonio García Sanpedro, ilustre prohombre de Tapia de Casariego, y su mujer María Angeles. Les ayuda Inma. En el balcón principal tienen las banderas de España, Extremadura y Asturias.

En la Casa Grande cenamos unas migas y una caldereta de cordero. Despues nos tomamos medio cubata junto con unas italianas que se alojan en el mismo sitio y que son de la RAI. Están haciendo una especie de reportaje diario sobre la Vía de la Plata.

Nos vamos a dormir. Me toca dormir junto con Luis. Cuando no ronca uno ronca el otro. Me despierta dos o tres veces tratando de que no ronque, pero lo hace con tal intensidad que me despierta de golpe. Y no pasan ni dos segundo y empieza él a roncar. Le hubiera matado 2 o tres veces.

Hoy hemos pasado por: Torremejía, Mérida, Proserpina, El C arrascalejo, Aljucén, Alcuéscar.