sábado, 19 de abril de 2008

Camino de Santiago 2008. En capilla

Alea jacta est. A falta de justo una semana para iniciarnos, esperemos que lo que no esté preparado no lo necesitemos.

Ya tenemos la credencial para poder ir sellando a lo largo de la ruta y obtener así la Compostela.

Este fin de semana previo a la salida está lloviendo mucho por lo que no salimos a seguir haciendo fondo con la bici. En su lugar deberemos conformarnos con la estática.

He probado a meter todos los bultos en las alforjas para dejar la bici preparada. Primer inconveniente: peso todos los tratos antes de meterlos y me pesan más de 12 kilos. El fin de semana pasado salí con aproximadamente esa carga, en plan prueba, y no podía ni llanear apenas. Además se me estropeó el desviador de platos y no podía cambiar de plato. Quedé fundido haciendo 40 kms. Malo. Muy malo. Empiezo a quitar un jersey, un pantalón, dos camisas, a sacar los blisters de las medicinas de sus cajas y no sé qué más. Algo hemos aliviado; estamos en 10,5 kilos. El Señor me dé fuerzas. Pienso en Mostelares, en Cruz de Ferro, en La Faba, en Poio, en los rompepiernas de Galicia, y empiezo a sudar y me rilan las canillas sólo de pensarlo.

Segundo inconveniente: meto las cosas en bolsas y trato de meterlas en las alforjas. Las bolsas abultan tanto que no entran por la boca de las alforjas. Empiezo a recontracagarme en todo. Me entra el acongoje y empiezo a decir que me tengo que ir corriendo a por otras alforjas que estas no me valen (lo siento Javier, gran amigo mío que me las ha prestado). Menos mal que mi mujer, que como ni se imagina lo que estoy empezando a cangelarme y está más fresca que una horchata en verano, me dice que no sea de los de la viga atravesada, que vaya metiendo objeto a objeto. Y así sí que entran (gracias de nuevo Javier, que sí que me valen las alforjas). Lo qué no sé es cómo me las voy a apañar con el trasiego diario de las alforjas una vez comencemos el Camino. Lo que ahora quería que fuera todo ordenado y bien colocado, me parece que en un par de días va a parecerse a la habitación de un adolescente droguero.

Después de descansar un poco monto las alforjas en la bici y trato de levantarla en vilo. ¡Casi no puedo de lo que pesa!. Otra vez los sudores fríos y la tiritona. ¿Qué más puedo quitar?. Y empiezo a quitar la luz de atrás, la de delante (que pesa un quintal la batería que lleva) y no sé qué más. Y así lo doy por terminado. No me llega la camisa al cuerpo sólo de pensar tirar de la burra con ese peso por esas cuestas de Dios. No descarto ir metiéndole el fuego purificador a las cosas según vayamos avanzando en el Camino; así llegaré a las etapas duras de Galicia con menos peso y habiendo hecho alguna pira a lo largo del camino. En fin, como decía al principio, alea jacta est.

Vamos a llevar unas camisetas conmemorativas. Nuestros agradecimientos por su colaboración a Piterchampion. Adjunto la parte de delante y la parte de atrás. Todos los derechos reservados.