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domingo, 8 de mayo de 2011
Día 8. Fuenterroble de Salvatierra - Salamanca. 56,81 Km
Kilómetros: 56,81
Tiempo pedaleando: 3:18:21
Vel. media: 17,18 km/h
Vel. máxima: 55,36 km/h
Último día de nuestro Camino 2011. Nos despertamos sin mucha prisa y salimos hacia las 9:30 de la casa donde hemos dormido. El día ha amanecido frío y ventoso. Vamos a ver si alguno de los bares del pueblo está abierto para poder desayunar, pero todos están cerrados. A Luis no le gusta ni un pelo. Y no le falta razón porque salir a pedalear sin desayunar nada sabiendo que hemos de subir al Pico de la Dueña y que no hay un pueblo hasta dentro de 30 kilómetros, pues no presagia un buen día.
Pero en eso que vemos a la pareja de ciclistas de Galisteo a la puerta de la iglesia del pueblo y a los que saludamos. Nos dicen que van a desayunar algo al abrigo de la iglesia, que está abierta, y que ese algo lo acaban de comprar en un supermercado que está a la vuelta de la iglesia. Y entonces Luis dice; sí, claro, el supermercado donde el año pasado compramos hornazo para comérnoslo en el Pico de la Dueña.
Así que vamos al supermercado y nos encontramos también al grupo de 5 ciclistas (que ya desde ayer eran solo 4) y al ciclista que nos encontramos en Cáparra. Ya dije que a todos nos los íbamos a encontrar durante varios días.
Nos tabicamos un batido de chocolate con unas magdalenas y salimos por camino hacia el Pico de la Dueña con bastante frío. El paisaje es abierto, sin mucho árbol, y por una pista fácil de pedalear. Toda la senda hasta que comienza la subida al Pico de la Dueña está jalonada por varias cruces grandes de madera. Llegamos a la base de la subida tras 13 kilómetros. Encontramos allí los famosos carteles del cura Blas que avisan de la subida y de la alternativa para rodear el pico.
Aquí de nuevo volvemos a coincidir todos los ciclistas y aunque algún medio hombre iba a tomar la alternativa fácil, al ver que los primeros empezaban a subir (y sobre todo la chica de la pareja ciclista de Galisteo) no le quedó más remedio que iniciar la subida. Así que todos para arriba.
La subida tendrá casi 4 kilómetros en total y un par de kilómetros finales con bastante pendiente y mucha piedra suelta. Aunque alguno dice haberlo hecho de un tirón, nosotros tuvimos que echar pie a tierra en un tramo.
La cima del Pico de la Dueña está coronada por una gran cruz de Santiago en una base de piedras. Me hace recordar a la famosa Cruz de Hierro del Camino Francés. Lamentablemente todo el cordel donde se ubica está jalonado por aerogeneradores que, aunque impresiona verlos en funcionamiento con el viento que hace, afean bastante. Las vistas desde aquí son impresionantes. Tanto para sur, norte, este u oeste se divisan decenas de kilómetros a la redonda.
El Pico de la Dueña es el punto intermedio de la Vía de la Plata en su tramo hasta enlazar con el Camnio Francés en Astorga. También es el punto más alto de ese recorrido, con 1.169 metros.
Tras unas pocas fotos y una llamada de teléfono de Luis a Julio, empezamos la bajada. Es igual de empinada que la subida. Transcurre por un encinar y se disfruta bastante. Al final de la bajada se toma carretera hasta San Pedro de Rozados. Son 14 kilómetros desde la cima del Pico de la Dueña. Se pasa entre medias por Calzadilla de Mendigos. Yo creí que era un pueblo pero es solo una granja. Eso sí, tienen una piara de guarras que es increíble. Son todas hembras y cada una debe pesar más de 100 kilos. Menuda producción de negrillos debe haber aquí.
Desde San Pedro de Rozados se vuelve a coger camino de tierra, mayoritariamente plano o en descenso, se pasa por un bonito encinar y se llega a divisar al fondo por primera vez Salamanca. Debemos estar como a 12 kilómetros.
Antes de la entrada a Salamanca hay una nueva cruz y la foto con la silueta de Salamanca al fondo es obligada.
Los últimos 3 ó 4 kilómetros de entrada a Salamanca son realmente feos y dan la sensación de sobrar.
Finalmente nos llegamos al hotel donde haremos noche. Está al lado del Tormes por lo que llegamos rápido. Allí nos reciben María José, Arancha y Nacho. Duchazo, llegan Pedro y Yolanda. Nos vamos a comer algo a la Taberna Celta. Vuelta al hotel a dormir la siesta y vuelta a la Taberna Celta a cenar.
Terminamos este nuevo Camino. Gracias a Luis y a Pedro por el viaje. Gracias a la familia por ir a darnos la bienvenida en el destino. Lo siento por los que finalmente no pudieron ir, en especial Pani y Julio. Al final las etapas han sido cansadas y largas, por lo que creo que fue una decisión acertada el que Marian y Alejandra desistieran de acompañarnos; algún día lo habrían pasado realmente mal. Saludos a Lucía y Romagosa que supongo leerán con gusto los blogs para hacerse idea del Camino que hemos hecho. Otro año repetirán de seguro.
Ya publicaré fotos y datos. Entre tanto, hasta el próximo Camino. Ortum Tedeum.
Hoy hemos pasado por: Fuenterroble de Salvatierra, Calzadilla de Mendigos, San Pedro de Rozados, Morille, Salamanca.
Día 7. Oliva de Plasencia - Fuenterroble de Salvatierra. 77,51 Km
Kilómetros: 77,51
Tiempo pedaleando: 5:30:54
Vel. media: 14,05 km/h
Vel máxima: 51,06 km/h
Penúltima etapa de nuestro Camino de este año y creo que será la etapa más dura. Nos toca subir el puerto de Béjar y los últimos 20 kilómetros hasta el final de etapa, aunque mayoritariamente se hacen por carretera, pican de contínuo para arriba con alguna cuesta dura, lo que unido al cansancio del día hace que llegues al límite de tus fuerzas.
En Oliva de Plasencia mi rutómetro indica que llevamos ya hechos 400 kilómetros.
Desayunamos una vez más los últimos porque todos los demás que había en el albergue eran andarines y se marchan mucho antes. Por cierto, todos eran extranjeros. Estamos viendo mucho andarín extranjero. Salimos por caminos tratando de retomar el itinenario cruzando por dehesas con ganado bravo hasta alcanzar el arco y las ruinas de Cáparra. Allí que nos volvemos a ver a los 5 ciclistas (aunque realmente sólo quedan 4 porque uno anda mal de una rodilla y tuvo que dejarlo ayer), más otros dos más que habíamos visto hace 2 días (y que no son la pareja que he comentado de Galisteo). Nos hacemos fotos y seguimos por caminos. Cruzamos varios arroyuelos. En uno hemos de descalzarnos para poder cruzarlo andando.
Se hacen 20 kilómetros así hasta llegarnos a Aldeanueva del Camino. Y otros 10 más hasta llegarnos a Baños de Montemayor, que es la antesala a la subida al puerto de Béjar.
En Baños de Montemayor nos tomamos un bocata de bacon con queso y vemos al grupo de 5 ciclistas en el parque del pueblo metiéndose un bocata. Sellamos en el albergue y salimos por carretera para subir el puerto. Hasta el alto son casi 4 kilómetros que se hacen con algo de fatiga pero sin tráfico alguno de coches. A 500 metros del alto paro a reponer agua en una fuente de la que sale un agua buena y fría mientras que espero a Luis. Y en ese tiempo pasa el grupo de 5 ciclistas, la pareja ciclista de Galisteo y uno de los ciclistas del arco de Cáparra (el otro tiene problemas en una rodilla y parece que se ha quedado a descansar en Baños de Montemayor). A todos voy saludando y dando ánimos van pasando. Esto parece la Vuelta Ciclista.
Cuando llega Luis me dice que sigamos hasta el alto del puerto y allí comer algo de nuevo. En el alto hay una gasolinera y un pequeño bar. No tenemos dinero en metálico y no admiten tarjetas. Nos vamos y nada más salir vemos una especie de almacén con un rótulo que dice vender bollos y hornazos. Allí que paramos con la idea de comprar algo que valga menos de los 4 euros que llevamos en metálico. Nos atiende un chaval muy majo que al comentarle la situación nos da gratis un hornazo que tenía que no era reciente. Dice que sirven los hornazos a los Carrefour.
Despues de reponer algo de fuerzas seguimos por una pista forestal que baja de forma trepidante durante 4 kilómetros hasta el Puente de la Malena, que cruza el río Cuerpo de Hombre.
Me subo al pretil del puente e inauguro solemnemente este río. Cuando me bajo y vuelvo a montar en la bici me doy cuenta que hay un par de japos andarines descansando al otro lado del puente. Les digo Buen Camino, me responden igual, y sigo sin más. Me resultaría difícil explicarles en japonés el sentido de tan ancestral ritual.
Seguimos por carretera los 6 kilómetros que hay hasta Calzada de Béjar. El último kilómetro tiene una subida bastanta curiosa. Al llegar al pueblo sellamos en el albergue y nos tomamos una coca cola en el bar del pueblo para afrontar los últimos 20 kilómteros hasta Fuenterroble de Salvatierra.
Se hacen mayoritariamente por carretera pasando por Valverde de Valdelacasa y por Valdelacasa. Será por la acumulación de kilómetros, pero se hacen realmente duros. Hay rampas en algunos momentos que las hago más lento y con más esfuerzo que el puerto de Béjar.
Finalmente nos llegamos a destino donde ya nos esperan Pedro y Yolanda además de María José, Arancha y Nacho. Nos vamos a una casa rural que teníamos reservada, nos duchamos y nos acercamos en coche a cenar algo a Guijuelo.
Hoy hemos pasado por: Oliva de Plasencia, Arco de Cáparra, Aldeanueva del Camino, Baños de Montemayor, Calzada de Béjar, Valverde de Valdelacasa, Valdelacasa, Fuenterroble de Salvatierra.
Día 6. Embalse de Alcántara - Oliva de Plasencia. 76,01 Km
Kilómetros: 76,01
Tiempo pedaleando: 5:45:18
Vel. media: 13,20 km/h
Vel. máxima: 42,47 km/h
Nos despertamos los últimos (todos los demás que estaban durmiendo eran andarines) y desayunamos muy relajados, nosotros solos, con las vistas del embalse. Desayuno muy relajante. Tan relajante que empezamos a pedalear a las 10.
Hasta Cañaveral no hay nada más que piedras, piedras y más piedras. Arbusto bajo y más piedras. Son 11 km hasta Cañaveral, que sumados a los 22 del día anterior desde Casar de Cáceres, hacen un total 33 kilómetros sin pisar ninguna población. A la hora de planificar el Camino hay que considerar bien los kilometrajes para tener en cuenta este tipo de circunstancias. De hecho, el Camino no pasa ni por Cañaveral, ni por Grimaldo, ni por Riolobos, que son los pueblos más cercanos en el tramo Casar de Cáceres - Galisteo, lo que representa unos 63 kilómetros sin cruzar ningún pueblo si haces el Camino sin desviarte.
Como digo el Camino no pasa por Cañaveral, pero nosotros tomamos una pequeña variante para entrar y comprar algo de fruta.
A la entrada del pueblo se pasa por el puente mediaval de San Benito. Y allí que nos encontramos a un grupo de mujeres mayores en chándal haciendo una tabla de gimnasia bajo las órdenes de un chaval con un escudo del Cacereño en su camiseta. Casi más sorprendidas se quedan ellas que nosotros y empiezan a vitorearnos y aplaudirnos. Nos quedamos un buen rato de charla con ellas y seguimos para entrar al pueblo por un camino en subida.
Al entrar al pueblo lo hago por una acera que al poco se encajona contra las primeras casas y veo que hay un par de abuelos sentados y un par de mujeres ocupando la acera. Y doy un volantazo para salirme a la calzada, En ese momento oigo a uno de los abuelos diciendo ¿dónde vas?. Regreso a la acera y nos paramos a charlar con ellos. El que me chistó debe ser primo del Risitas y no para de decir cachondadas. El otro, como el cuñaaaaoooo, le ríe contínuamente las gracias. Cuando les decimos que donde el puente hay un montón de mujeres, el primo de Risitas hace un gesto como de desaprobación y dice "ná, son todas viudas".
Despues de un buen rato les dejamos y entramos al pueblo a comprar fruta y Pedro se va también a la farmacia a comprar algo porque la alergia le está matando los ojos.
Salimos de Cañaveral para afrontar la subida por carretera al puerto de Los Castaños, de algo menos de 5 kilómetros. Nos juntamos con un grupo de 5 ciclistas que han salido desde Mérida y van también a Salamanca. Como lo que hacen les lleva muy pocos días, apenas llevan alforjas. Al ver las nuestras dicen que saquemos los jamones que llevamos dentro.
La subida del puerto la hago con ellos. Pedro y Luis se descuelgan algo. En la cima hay un bar de luces de colores. Los 5 empiezan a dar gritos por si sale alguna chica a saludar. Como no hay suerte prosiguen el camino mientras yo espero un poco a Pedro y Luis.
El Camino entonces cambia drásticamente. El paisaje en esta vertiente es totalmente distinto y se mete en un robledal, en una zona preciosa llamada Valle de los Muertos, que pasa a la altura de Grimaldo y tras 30 kilómetros debe hacernos llegar a Galisteo. En mitad del robledal se han parado a comer los 5 ciclistas.. Nos vamos a ir cruzando constantemente con ellos durante el resto de días.
Al pasar a la altura de Grimaldo, Pedro para porque tine prácticamente suelta una biela. El tornillo que la ajusta al eje pedalier está suelto y no llevamos ninguna llave para apretarlo bien. Con unos alicates pequeños de Luis se aprieta como se puede. Pero con los continuos baches del camino se afloja cada 5 minutos por mucho que Pedro trata de hacer la menor fuerza posible con esa biela, cargando todo el peso de la pedalada sobre la otra. Parando cada 5 minutos para apretar la biela que se afloja cada dos por tres, vamos tratando de llegar a una carretera o pueblo para poder apretar bien la biela.
Pero como he comentado, estas distancias entre pueblo son matadoras ante cualquier contingencia y no hay nada hasta Galisteo. Bueno, como 5 kilómetros antes está Ríolobos aunque algo separado del camino. Al llegar a las proximidades de Ríolobos, a Pedro se le parte la pletina que une el casette de piñones con el cuadro. Ahora ya sí que no hay solución. Llama a Yolanda para que le vaya a buscar y nos hacemos andando lo que nos restaba hasta llegar a Galisteo.
Cuando llegamos, más allá de las cuatro de la tarde, paramos a comer en El Emigrante. Nos tratan muy bien y coincide que llega una pareja de ciclistas que están haciendo Sevilla - Muxía. Ellos van a hacer noche allí. Como nos ocurrirá con los otros 5 ciclistas, también con ellos nos iremos cruzando de contínuo hasta llegar a Salamanca.
A eso de las 6 de la tarde terminamos de comer y Luis y yo proseguimos para hacer los casi 30 kilómetros que nos quedan aún hasta Oliva de Plasencia. Luis deja las alforjas para que se las lleven Pedro y Yolanda en el coche.
Se sale por carretera hasta Aldehuela del Jerte y Carcaboso. Son solo 11 kilómetros y lo hacemos rápido. A partir de Carcaboso se vuelve a entrar en una dehesa de alcornoques. El sol empieza a caer y la dehesa está solitaria y está cubierta de un manto de verde por el cual solo se dibuja débilmente el sendero por el que circulamos. El paisaje es de lo más bonito del Camino. La sensación es realmente especial.
Llegamos a Venta Quemada y desde ahí nos desviamos del Camino para hacernos 6 kilómetros por carretera hasta Oliva de Plasencia para dormir en un albergue pequeño atendido por una hospitalera muy agradable de nombre Mónica. Llegamos poco antes de las 21:00 casi a la par que Pedro y Yolanda. Como tenemos coche y en el pueblo no hay ni un bar, nos vamos a Plasencia a cenar algo.
Al regresar de la cena y tratar de meternos en las literas resulta que alguno de los andarines ha ocupado una de las que nos habían asignado. Dejo a Pedro que se quede junto a Yolanda. Luis se mete en una cama supletoria que había montado previamente Mónica. Nos advirtió que los tornillos no estaban muy apretados. Yo me voy a tratar de buscar sitio en otra habitación, pero busco mal y lo único que encuentro es un sofá. A diferencia del de el primer día, en este quepo y además no se está incómodo del todo. Me quedo en él. A media noche se oye un sonido muy fuerte. Es Luis, que en un intento de mover la cama, la pata que nos advirtió Mónica no resiste y se le cae y se ve de bruces en el suelo. Son las 3 de la mañana.
Hoy hemos pasado por: Embalse de Alcántara, Cañaveral, Galisteo, Aldehuela de Jerte, Carcaboso, Oliva de Plasencia.
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