miércoles, 16 de octubre de 2013

Día 10. Ciguñuela - Santa María la Real de Nieva. 88,24 Km

Kilómetros: 88,24
Distancia ascendiendo: 57,09 km
Desnivel acumulado positivo: 492,10 metros
Porcentaje máximo de subida: 6,65%
Porcentaje máximo de bajada: 9,96%
Tiempo pedaleando: 5:06 horas
Tiempo ascendiendo: 3:31 horas
Vel. media en movimiento: 17,28 km/h
Vel. media total: 8,38 km/h
Vel. máxima: 45,18 km/h

Puente sobre el Pisuerga en Simancas
Iglesia de Santiago de Alcazarén
Los Torronchos en Santa María la Real de Nieva









Terminando de arreglar el pinchazo tras el barrizal
 Coca
Botellines en Nava de la Asunción















Como hemos descansado bien, madrugamos para poder hacer hoy kilómetros. Si ayer a la hospitalera apenas la vimos, hoy ni aparece. Eso sí, el albergue está bien acondicionado y sólo hemos estado alojados nosotros dos por lo que hemos dormido en habitaciones separadas, como los matrimonios modernos de los 70, y no nos hemos roncado a la oreja. Aunque es bien cierto que en este Camino, a diferencia de otros, las sinfonías nocturnas han pasado desapercibidas; seguro que las palizas que nos hemos metido han actuado de somnífero y por las noches no nos despertaba ni un bombardeo.

Al montar las alforjas en la bici me doy cuenta que la cubierta trasera tiene una raja en el lateral. No sé cuándo ni cómo me la he hecho, pero ha debido de ser al final del día anterior. Tiene un par de centímetros y mal aspecto; estaré muy atento a cómo evoluciona porque con el peso de las alforjas y los caminos bacheados puede reventar la rueda. Para mitigarlo algo rebajo un poco la presión de la cámara. Si durante todo el Camino la bici me ha dado innumerables problemas, este ya puede ser el remate.

Hoy amanece más bien frío y cubierto. Se nota a marchas forzadas cómo van cambiando los amaneceres, más tardíos y más frescos. La previsión es de lluvia según nos vayamos acercando a Segovia. A lo largo del día tendremos la suerte de ver las tormentas, que alguna parece que descargó con bastante fuerza, a cierta distancia de nosotros y siempre avanzando en el mismo sentido que nosotros, por lo que no llegamos a toparnos con ninguna.

Comenzamos a dar pedales a las 08:05. Seguimos camino en bajada hasta alcanzar Simancas en 20 minutos. Están en fiestas y tienen puestas las talanqueras de los encierros; lástima no haber venido ayer hasta aquí para haber visto el encierro de la tarde y la fiesta posterior. Como aún ni son las ocho y media, todo está cerrado y no vemos donde desayunar.

Salimos por el puente romano y continuamos hasta Puente Duero donde sí logramos parar en un bar que están abriendo en ese mismo instante. Tras un liger desayuno seguimos por carretera hasta Valdestillas. Son las 10:00 y llevamos 21 kilómetros. Hoy tenemos el mismo juego en la planificación que en los días anteriores. La planificación original era dormir en Villeguillo, pero si mantenemos el adelanto de los dos días anteriores y el kilometraje previsto, tendríamos que llegar a Coca o Nava de la Asunción. Y si también hoy logramos hacer algún kilómetro extra, podríamos llegar hasta Nieva. El rango de kilometraje está entre los 70 inicialmente previstos y los hasta 90 de ya hemos visto que se pueden hacer tranquilamente en la meseta.

 A partir de aquí tomamos continuadamente caminos siguiendo el curso del Eresma por un interminable llano que no dice mucho desde el punto de vista paisajístico. Se cruzan muchísimos pinares que, como pasa con los secanos de días anteriores, en primavera están llenos de vida y color, pero que ahora en Septiembre no atraen nada. Además ahora la distancia entre pueblos es mucho mayor, lo que hace el Camino algo monótono.

En un vadeo del Eresma espero a Luis cinco minutos y nos encontramos casi inmediatamente después a un andarín con el que estamos 20 minutos charlando. Tras despedirnos del andarín seguimos por pinares con la misma tónica, ahora por el otro margen del río, hasta llegar a Alcazarén. A la entrada del pueblo espero unos diez minutos a que llegue Luis y entramos en Alcazarén a las 11:25 tras 37,5 kilómetros recorridos. Paramos a comprar algo para tener algo de víveres y en un bar a tomar un café. Seguimos ruta tras media hora de descanso. El Camino es llano, se hacen kilómteros sin problema y la lluvia sigue esquivándonos. Voy fijándome de contínuo en la cubierta trasera; la raja se va abriendo y la cámara va asomando cada vez más. Lamento que con las prisas del día inicial no metí en las alforjas ni un poco de cinta aislante o similar poque ahora me vendría bien para intentar contener algo la raja y evitar al menos que se vaya agrandando. A este paso igual no me da para llegar a Segovia y comprar otra cubierta.

Continuamos por la  Cañada Real de Madrid en dirección Villeguillo. A la altura de Valviadero nos encontramos con un maizal en cuesta que acaban de anegarlo y el exceso de agua ha inundado el camino y lo ha dejado absolutamente embarrado. Y da la casualidad que justo al empezar a cruzar el barrizal noto la rueda trasera pinchada y que pierde casi todo el aire de golpe. Echo pie a tierra y empujo la bici con la idea de cruzar el barrizal y arreglar el pinchazo. Igual hubiera sido mejor desandar algo para haber vuelto a donde comenzaba el barrizal porque los 500 metros de barrizal fueron de película de la selva. Las zapatillas o se hundían o resbalaban y la bici se atoraba del barro que inmediatamente se acumuló en horquilla y ruedas. La bici había que arrastrarla en vez de empujarla. Cuando logramos salir del barrizal la situación se me hizo desesperante: la bici llena de barro, la cubierta con la raja más abierta, la cámara pinchada y el interior de la llanta absolutamente llena de barro.

Intenté quitar de la llanta todo el barro que pude antes de cambiar la cámara, pero allí no había agua ni nada y no conseguí aquitar todo. Traté de poner la cámara nueva con todo el cuidado que pude para evitar nuevos pichazos con la tierra que no lograba quitar. Apareció el que parecía ser el dueño del maizal, que estaban cosechando, y al recriminarlo el estado en el que dejaba el camino sólo me dijo que había una alternativa por el otro margen del Eresma, como si eso le diera carta blanca para gastar todo el agua del mundo y dejar arruinados los caminos. Así nos va. Al menos logré que me diera un resto de cinta aislante en buen estado que tenía en el coche y con ella remendé algo la cubierta para que la raja no fuera a más.

Tras el episodio del barrizal y el pinchazo, en el que perdimos más de media hora, seguimos por más pinares hasta llegar a Villeguillo, donde paramos a tomar un bocadillo para reponer fuerzas porque son las 14:15 y llevamos recorridos 56 kilómetros.

 Tras 45 minutos para comer decidimos continuar hasta Coca por carretera. Yo voy con una sensación continua de ir pinchado y con la bici frenada. Así que al menos el asfalto me aliviará algo esa sensación y castigará menos la maltreta cubierta.

Llegamos a Coca a las 16:00 tras 66 kilómetros recorridos. Justo a la entrada vemos una gasolinra con agua a presión y dejamos las bicis tan limpias como podemos. Si ya el cambio me ha dado problemas durante todo el Camino, con el barro estaba siendo el acabose. Tras el lavado al menos el cambio mejora algo y vuelve al estado previo al barrizal; o sea, malo.

Nos llegamos al castillo pero está cerrado así que vamos al ayuntamiento y también está cerrado. Nos dicen cómo llegar al albergue para hacer la última intentona de sellar. Poco antes del albergue está la casa de las hermanas que hacen de hospitaleras, donde nos recibe una de ellas (¿Concha?, perdón que no recuerdo el nombre) y nos trata de maravilla, dándonos agua fría de la nevera y veinte minutos de conversación. Como nos dice que en la semana entrante va a ir a una reunión con otros hospitaleros, le decimos que aproveche para decir que las indicaciones del Camino han de hacerse tanto para los que lo hacen en uno como en otro sentido. Hay mucha gente que, como nosotros esta vez, hace el Camino al revés y como las señales están puestas para verse sólo si vas en sentido Santiago, cuesta un triunfo seguir correctamente el Camino si lo haces en sentido Madrid.

Como ya hicimos antes de Coca, y con la recomendación en el mismo sentido de la hospitalera, seguimos por carretera evitando los pinares. Así nos llegamos a Nava de la Asunción a las 17:00 tras 75 kilómetros recorridos. Buscamos sitio para sellar pero de nuevo todo cerrado. Lo que sí vemos es un bar que ofrecen el cubo de 6 botellines a 5€ y como el día es bueno y a partir de aquí podemos finalizar etapa donde queramos, decidimos tomarnos un rato de relaxing botellín mientras nos sentamos al sol descansando.

Tras casi 45 minutos de relax, seguimos por carretera hasta Nieva y Santa María la Real de Nieva.

En Santa María hay un albergue privado que nos dicen que está bien y un monasterio con una portada y un claustro bellísimos.

Llegamos a Santa María la Real de Nieva a las 18:30 tras 88 kilómetros de etapa. El albergue nos cuesta un mundo localizarlo porque de nuevo las señales están puestas para los que van hacia Santiago y nosotros vamos hacia Madrid.

Finalmente logramos acceder al albergue, que es estilo japonés, pequeño pero bien organizado: en una habitación hay tres literas con un pequeño cuarto de baño anexo y una mini cocina casi americana. Pero más que suficiente para nosotros. Las bicis nos las deja meter el hospitalero en un garaje cercano para que estén bajo llave. De nuevo somos los únicos alojados aunque el hospitalero nos dice que está esperando a otro con bici que estará al llegar. Como nos deja las llaves a nosotros, estaremos pendientes del que llegue.

Nos duchamos y nos vamos a la plaza porque coincide que tocan los Torronchos, un grupo de jotas castellanas que cantan y bailan como los ángeles. Viva España y viva Castilla, coño.

Poco después veo pasar a uno con una bici que se le ve medio despistao porque se hace la cuesta un par de veces para arriba y para abajo. Seguro que es el que nos dijo el hospitalero. Le doy el alto y me confirma que busca el albergue pero que no es el que espera el hospitalero, que finalmente no se presentará. Le ayudo a guardar la bici y nos dice que ha salido esta mañana de Alcobendas, que se le ha hecho algo tarde porque llovía en Madrid y esperó a que escampara algo y no salió hasta las 12. Y no lleva alforjas, solo una mochila a la espalda. Así que se ha clavado hoy 120 kilómetros habiendo salido a las 12, subida a la Fuenfría incluída, y ahí está tan fresco haciendo estiramientos. A ese ritmo llega a Santiago en cuatro días mal contaos. Nos dice que suele competir en triatlones, así que esto debe ser un paseo para él.

De nuevo que nos vamos a cenar al único bar abierto que daban algo medio decente y a eso de las 22:30 nos vamos a dormir.

Mañana nos toca hacer montaña, que subimos los casi 30 kilómetros hasta la Fuenfría desde Segovia. Como será cansado y llevamos adelanto sobre la planificación inicial (mañana es jueves en vez del sábado inicialmente planificado), comento con Luis que será bonito quedar con la familia y colegas de otros Caminos para que lleguemos a media tarde a Manzanares el Real y nos reciban allí y tomemos algo juntos para después dormir por allí y hacernos tranquilamente los 30 kilómetros restantes hasta Madrid el viernes por la mañana. Sólo así se me hace diregible la idea de quedarme a dormir mañana a sólo 30 kilómetros de casa.

Pongo un mensaje por whatsapp pero el resultado es bastante descorazonador. Sólo mi familia y Pani están por la labor. Mañana, según vayamos, veremos si nos hacemos del tirón lo que nos queda de Camino en vez de hacer una nueva noche a sólo 30 klómetros del final.

Hoy hemos pasado por: Ciguñuela, Simancas, Puente Duero, Valdestillas, Alcazarén, Villeguillo, Ciruelos de Coca, Coca, Nava de la Asunción, Nieva, Santa María la Real de Nieva.