Kilómetros: 71,83
Distancia ascendiendo: 35,39 km
Desnivel acumulado positivo: 3.170,50 metros
Porcentaje máximo de subida: 30,75%
Porcentaje máximo de bajada: 57,62%
Tiempo pedaleando: 6:31 horas
Tiempo ascendiendo: 4:18 horas
Vel. media en movimiento: 11,02 km/h
Vel. media total: 6,76 km/h
Vel. máxima: 57,67 km/h
En la Casa de la Llomba
Nuestra Señora de las Nieves
Subiendo San Glorio
Puerto de San Glorio
Subiendo a Puertos de Áliva
Vegas de Toro desde Vao Jurniello
Anoche nos acostamos lloviendo y hoy amanece igual. La predicción de hoy es de lluvia. No madrugamos para recuperar algo de fuerzas tras el día exigente de ayer y a la espera que escampe algo. Desayunamos y preguntamos dónde hay una tienda para comprar algo que poder comer más adelante. Como el pueblo es bien pequeño y no vemos la tienda, enseguida nos salimos del pueblo. Damos un poco para atrás y preguntamos a uno que está en la puerta del hotel Peña Castil. Resulta ser el dueño y se presta muy amable a hacernos unos bocatas y dice que también tiene plátanos. Lo aceptamos y mientras lo prepara nos dice que hay un albergue al que podemos ir a sellar. Vamos al albergue y vemos que tiene una pinta muy buena. Entretanto empieza a llover de nuevo y volvemos a demorar la salida hasta que pare un poco.
Damos el pistoletazo de salida tardísimo, casi a las diez. Ya de camino le pregunto a Luis cuánto le ha cobrado por los dos bocatas y los plátanos y me dice que 12 €. Vaya con el amable; resulta que además es un vivo. Si me pretende cobrar a mí los 12 € le devuelvo los bocatas. Nos ha cobrado cada plátano a un euro cuando anteayer compré cinco por euro y medio. Pero hombre, que no se puede robar a un peregrino. Aunque en este caso la culpa es nuestra por dejarnos robar.
La lluvia ahora nos respeta pero está todo cubierto por nubes muy bajas y no se ve prácticamente nada a nuestro alrededor. Lástima, estar en mitad de Picos de Europa y no ver ni media ladera es una pena.
El camino hasta Vegas de Toro es bastante llevadero; va subiendo, pero poco a poco. A partir de ahí la cosa cambia y la pendiente crece considerablemente. Pasamos por Piedra Llé pero no la vemos de la niebla que nos envuelve. Y así seguimos, medio empujando y medio pedaleando, hasta hacer cota en los Puertos de Áliva. Son las 12:15, estamos a 1.440 metros y llevamos sólo 7,5 kilómetros. Tampoco me preocupa mucho lo poco que llevamos a estas horas porque sé que a partir de ahora todo es bajada hasta Espinama y después ya solo nos tocará hacer la subida a la Remoña y bajar Pandetrave hasta Posada de Valdeón.
En una de las paradas subiendo a Puertos de Áliva le comento a Luis que podemos estar tranquilamente a las 13:00 en Espinama, tardar dos o tres horas en subir Remoña (creo que hay bastante cuesta y habrá que volver a empujar un buen tramo) parando a comer a mitad de la subida para reponer fuerzas, y estar en Posada de Valdeón hacia las 17:00 a más tardar. Como la etapa está planificada en unos 40 kilómetros, nos da tiempo a hacerla de sobra por mucho que haya que empujar.
El camino se divide en dos: a la derecha sigue subiendo algo más hasta el refugio y la plataforma superior del teleférico de Fuente Dé. Mi idea era llegar hasta allí, pero nos está lloviendo y hay mucha niebla. Así no vamos a ver nada y no compensa. Tomamos el camino de la izquierda que sigue subiendo ligeramente hasta llegar a la Ermita de Nuestra Señora de las Nieves, o Santuca de Áliva. Son las 12:30, a 1.490 metros de altitud y llevamos 9 km.
A partir de ahí el sendero que seguíamos se convierte en pista forestal ancha y con el suelo bien compactado. Y empieza la bajada fuerte. Pasamos por las Portillas del Boquejón y los invernales de Igüedri. Aquí ya nos deja de llover y la niebla la vamos dejando en las zonas altas de donde venimos, pero sigue todo muy cubierto y puede seguir lloviendo en cualquier momento.
Al llegar a Espinama son las 13:05 y llevamos 14 km. Ahora toca subir 3 km hasta Fuente Dé por carretera y desde ahí subir los 14 km de la pista de la Remoña para enlazar con el alto de Pandetrave. Ahora no llueve, pero es seguro que en La Remoña hay niebla e igual llueve. Luis le teme más que a un nublado otra subida de kilómetros y kilómetros de empujar lloviendo y me dice que prefiere no subir, que nublado no vamos a ver nada, que lloviendo aún menos, y que así no compensa empujar. A mí tampoco me resulta indispensable subir La Remoña si hay niebla. La alternativa es dar una vuelta grande por carretera regresando a Potes y ascendiendo el puerto de San Glorio para después seguir subiendo otros 7 kilómetros el puerto de Pandetrave. Desde Potes hasta San Glorio no sé la distancia que hay, pero me hago la suposición que serán unos 20 kilómetros de carretera muchos de ellos en subida. Además de ser todo carretera, igual por allí no llueve. Así que en vez de subir hacia Fuente Dé empezamos a bajar por carretera de nuevo en dirección Potes para poder tomar la carretera de subida a San Glorio.
La bajada es rápida porque si ya desde la ermita de Nuestra Señora de las Nieves habíamos bajado 600 metros hasta los 890 metros de altitud de Espinama, hasta Potes vamos a bajar casi otros 600 más. El cambio de ruta por no subir La Remoña supone que todo lo que hemos subido entre ayer y hoy lo vamos a deshacer en escasamente 2 horas.
Bajando paro unas tres veces a esperar a Luis. Me sorprende también esperarle en bajada por carretera, pero está con los cascos del móvil, supongo que hablando con Sonsoles, y va lento. Y yo voy un poco preocupado porque sé que con el cambio de ruta nos hemos de hacer al menos 20 kilómetros extra con dos puertos de montaña, con lo que supone de tiempo extra y esfuerzo necesario para hacerlo. Y si además nos llueve, para qué las prisas.
Entre los sitios en los que paro esperando a Luis lo hago en el mítico restaurante El Oso y la última parada la hago en Camaleño porque veo que está abierto el ayuntamiento. Son las 13:50 y llevamos 27,5 km. Cuando llega Luis entramos a sellar y pregunto a unas chicas que nos atienden por la distancia exacta desde Potes a San Glorio. La expresión me cambia algo cuando nos dicen que son algo más de 30 a los que hay que añadir otros 5 hasta enlazar con Pandetrave, y que si estamos locos dando esa vuelta por no subir La Remoña. Incluso nos dicen que desde Cosgaya sube una pista directa hasta el mirador del Oso del puerto de San Glorio. Luis me dice que si hay que dar tanta vuelta convirtiendo la etapa en casi 80 kilómetros con puertos, que subamos por la pista de Cosgaya. Le miro raro y le digo que no acabamos de bajar 600 metros por no empujar en La Remoña para tener que hacer ahora más subida con más empujones que en La Remoña. Porque la subida que nos dicen hasta el mirador del Oso la hice yo hace 30 años en moto y a la moto le costaba subir en primera (iba también mi mujer y el equipaje, pero es que recuerdo que la cuesta arriba es del quince), y como me acordaba de aquello me negué en redondo.
Luis al habla con Sonsoles me dice que ella está mirando el mapa y que podemos ir a Riaño. La situación en ese momento me excede porque denota que Luis no sólo no se había preparado físicamente sino que tampoco había mirado nada del recorrido. Y eso indicaba que cuando en Espinama me dijo de evitar La Remoña realmente no tenía ni idea de si había alternativa y si era viable o no. Si llego a saber que lo decía sin criterio, no dudo en que hubiéramos subido La Remoña. Además lo de ir a Riaño significaba renunciar a uno de los trayectos más bonitos de toda la ruta que había planificado con tanto cuidado desde hacía meses: la subida que al día siguiente teníamos que hacer desde Posada de Valdeón al puerto de Panderruedas, al Pontón y cruzar el Pármade. Así que que con un tono ciertamente desagradable le contesté que teníamos que llegar en el día a Posada de Valdeón sí o sí. Disculpa Luis que en ese momento contestara de mala forma.
Así que volvimos a montar en la bici y nos llegamos hasta Potes, donde reaparecemos a las 14:25 y tras 35 kilómetros recorridos. Sin pararnos, tomamos la carretera que desde Potes se encamina hacia el Puerto de San Glorio. Yo me estaba imaginando que tendríamos unos 20 km hasta empezar el puerto y unos 15 más de puerto, pero la realidad que comprobaríamos desde ese instante es que bien se podría considerar puerto los 35 kilómetros, porque desde el mismo Potes la carretera no para de subir ni un instante. !Y después había que subir Pandetrave y aún no habíamos comido!. Vaya panorama.
Empezamos a hacer kilómetros cogiendo cada uno su ritmo, Luis el suyo y yo el mío. Yo cada poco voy mirando a ver si Luis no se retrasa mucho porque voy con la angustia continua de que nos queda mucha subida, pocas horas y poco Luis. Llegamos a Vega de Liébana a las 15:00 tras 42,5 kilómetros. Ya llevamos recorrida la distancia inicialmente planificada y aún estimo que nos quedan al menos 30 más por esta nueva ruta. Paramos a comer algo rápidamente y volvemos a salir a las 15:40.
A unos 3 kilómetros llegamos a Vada y Bores, que es donde ya la cuesta empieza a empinarse de verdad y empiezan los 16 kilómetros que sí pueden considerarse puerto con rampas fuertes.
Trato de ir parando cada poco para esperar a Luis. Sé que va muy justo pero el tío va sacando casta y sigue subiendo por lento que vaya. Hay tramos que ya empieza a bajarse de la bici para empujar pese a que las rampas no lo demanden; signo inequívoco de que pese a haber comido las fuerzas le están abandonando.
Excepto por un par de pueblos muy pequeños por los que se pasa casi al lado, en toda la subida no se pasa por sitio poblado alguno. Comienza a llover con insistencia y las nubes bajan. La subida, con tanta cuesta, tanto cansancio acumulado, lloviendo y sin ver la carretera 300 metros delante de donde estás, se hace mucho más penosa aún. A mitad de subida, en una de las varias paradas que hice para no perder a Luis definitivamente de vista, hay una marquesina de una parada de autobús donde logro cobijarme. Ahí estoy protegido del viento y la lluvia y cuando llega Luis comemos algunos frutos secos que Luis había llevado al Camino. En lo que resta de subida, las veces que paro echo de menos la marquesina. En esas paradas, como llueve, trato de parar debajo de algún árbol frondoso que me proteja algo, pero como voy mojado y hace frío siempre acabo empezando a tiritar al poco, por lo que me conformo con ver a Luis allá a lo lejos pero no espero a que me alcance para evitar quedarme congelado y coger un costipado que arruine el resto del Camino.
En las paradas que hago me da tiempo a tomar consciencia de que Luis hará un esfuerzo extraordinario logrando subir San Glorio y que no puedo exigirle subir después Pandetrave. Al haber haber pasado en otras ocasiones por aquí recuerdo que en Portilla de la Reina hay un albergue y tomo la decisión de que ese sea nuestro nuevo destino de hoy. Eso significa que renunciamos definitivamente a Posada de Valdeón y que mañana habremos de continuar hasta Riaño y dirigirnos en dirección a la base del puerto del Pontón para retomar desde ahí la subida al puerto del Tarna por Burón, Lario y Acebedo. Con este nuevo planteamiento, al saltarnos Panderruedas y Pármade, acortamos el viaje un día si mañana logramos salir temprano y hacer los aproximadamente 20 kilómetros extra que supondrán el tramo entre Portilla de la Reina y Burón, que son mayoritariamente llanos o cuesta abajo. Eso hará que la etapa de mañana tenga más de 90 kilómetros en los que habrá que subir los puertos de Tarna, Señales, Collado Pinzón, San Isidro, rematar con la subida al Collado de las Agujas de la estación de esquí de San Isidro y bajar por el puerto de Vegarada hasta Lugueros. ¡Si ya llevamos una fenomenal paliza encima, lo que aún nos espera mañana no desmerece en absoluto!
Por fin a las 19:40 corono el puerto tras 62 kilómetros recorridos. En la cima me encuentro a una pareja. Para evitar quedarme quieto y congelarme mientras espero a Luis, me pongo a hablar con el chico y a hacerles fotos. Son canadienses de Vancouver y están aquí porque él hizo hace unos 20 años mucho del camino que nosotros estamos haciendo ahora. Es una lástima que haga tan mal día porque no puede contemplar el paisaje, pero a mí me sirve para aguardar a que Luis llegue. Lo hace poco antes de las 20:00. Estamos ya en San Glorio los dos tras haber tardado 5 horas, si quito la media hora de parada para comer, en hacer los 35 kilómetros desde Potes. Por lo que me dice ha pasado las de Caín; pero aquí le tengo, ha hecho cumbre como un machote. Le digo lo de no hacer Pandetrave e ir a Portilla de la Reina, lo que recibe sin poder mover una pestaña tanto por las siete capas de ropa que lleva puestas como porque los músculos ya no le pertenecen, y comunica por línea interna de forma inmediata a Sonsoles quien nos hace el favor de localizar el teléfono del albergue que recuerdo para poder llamar y comprobar que esté abierto.
La bajada hasta Portilla de la Reina la hacemos rápidamente y como ha parado de llover la ropa se nos seca un poco con el viento. Llegamos a destino a las 20:30 tras 71 kilómetros. Segundo día consecutivo que llegamos a destino casi anochecidos.
El albergue es más bien un hotel rural. De hecho el dueño resulta que conoce a Eusebio, el dueño de las casas de turismo rural de Lugueros a donde pretendemos llegar mañana. La habitación es pequeña pero confortable; las bicis las dejamos en un cobertizo; los cuerpos los hacemos pasar por la ducha y casi sin solución de continuidad el hostelero nos hace cenar a la vez que otra pareja de andarines que también tiene alojados hoy.
En el pueblo no hay nada que hacer y como el cansancio es grande y mañana hay que madrugar para meterse otro palizón, ponemos el despertador para despertarnos a las 7 y nos metemos en la cama a roncar rápidamente.
Hoy hemos pasado por: Sotres, Vegas del Toro, Puertos de Áliva, Ermita de Nuestra Señora de las Nieves, Espinama, Las Ilces, Cosgaya, Areños, Enterría, Camaleño, Baró, La Frecha, Beares, Turieno, Mieses, Potes, Valmeo, Naroba, Vega de Liébana, Vada, Bores, Enterrías, Puerto de San Glorio, Llávanes de la Reina, Portilla de la Reina.
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