Kilómetros: 46,75
Distancia ascendiendo: 25, 65 km
Desnivel acumulado positivo: 535 metros
Altura máxima: 107,70 metros
Porcentaje máximo de subida: 7,63%
Porcentaje máximo de bajada: 8,93%
Tiempo pedaleando: 3:01 horas
Tiempo ascendiendo: 1:48 horas
Vel. media en movimiento: 15,49 km/h
Vel. media total: 12,25 km/h
Vel. máxima: 55,23 km/h
Ayuntamiento de Santander
Saliendo de la Magdalena
Cruzando el Pas en Oruña
Boo de Piélagos
Albergue Arco Iris y su dueña
Lunes día 2 de Septiembre. Madrugando como es debido, monto mi bici en el coche, meto las alforjas con la esperanza de no haberme olvidado nada y salgo con mi mujer a la busca de Luis. Después de esperar un rato en su portal, aparece y realizamos la misma operación con su bici y sus bártulos y nos vamos a la estación de autobuses de Avda. de América.
A la salida de mi casa, al incorporarnos desde Herrera Oria a la carretera de Colmenar, nos pita un coche como pareciendo que le importunáramos. Como yo también le pito y le hago gestos, mi mujer me dice que qué gana tengo yo y que gana tiene la gente de estar de bronca a las seis de la mañana. Pero ya le hago saber que no es bronca, que da la casualidad que es el Sr. Paniagua el que nos pitaba y yo sólo le devolvía el saludo cortésmente.
Aunque llegamos a la estación de autobuses con la media hora de adelanto que nos indicaron, allí ni hay nadie para atendernos, ni cuando adivinamos cuál es nuestro autobús nos dejan meter las bicis para poder ir tranquilamente a desayunar. Lo único que nos encontramos fue un tío gordo, feo, calvo y muy desagradable que tumbado en un asiento del autobús y con los pies encima de otro asiento a la altura de nuestra cara sólo sabía decirnos que no sabía nada y que las bicis no podían ir así porque tenían que estar embaladas; pero que él no sabía nada.
Al final decidimos ir a desayunar algo sin haber podido meter las bicis en el maletero del autobús. Lo gracioso es que cuando vemos, a escasos cinco minutos de la salida del autobús, que abren las puertas para que la gente entre, el calvo asqueroso maleducado de antes resulta ser el conductor y nos sigue poniendo pegas con las bicis. Pasando finalmente bastante de él, las metemos en las bolsas de plático, las metemos en el maletero y nos acomodamos en nuestros sitios. Me doy cuenta que me he olvidado algo importante: el maillot térmico para ir en bici cuando hace frío o refresca. Si necesito ponerme algo encima de las camisetas de manga corta mientras pedaleo, tendrá que ser una chaqueta sin mangas que llevo o el jersey de calle que sí que he metido. Resultará que sí que vendrám días de frío y lluvia y echaré de menos el maillot olvidado.
El autobús hace una parada en el aeropuerto de Barajas y después sigue sin ninguna otra parada hasta llegar a Burgos a las 10:30. Tras media hora de parada retomamos ruta. Nos han cambiado al conductor (este sí que es gordo, pero parece majete). El trayecto ahora cambia por completo: parece que hemos tomado el antiguo tren correo y vamos por carreteras comarcales haciendo parada en inmumerables pueblos.
Tras casi tener un par de accidentes llegamos finalmente sanos, salvos y a la hora estipulada a Santander.
Nos bajamos del bus y nos vamos bici en mano al albergue a por la credencial. Como tenemos por delante unos 33 km hasta Queveda y son las 3 de la tarde, decidimos comer algo al lado del albergue antes de empezar a dar pedales.
A las 4 de la tarde empezamos a dar pedales tranquilamente desde la plaza del Ayuntamiento. El día es soleado y la temperatura buena. Nos llegamos por Pereda hasta la Magdalena y el Sardinero. A partir de ahí vamos saliendo de Santander en direccion S-20 y Santa Cruz de Bezana. La salida de Santander es bien fea.
Vamos pedaleando sin mayor incoveniente hasta llegar a Boo de Piélagos a las 17:30. Hemos hecho 22 km muy relajadamente y paramos a sellar al albergue Piedad, cerca de la estación del Feve. Parece limpio y curioso. Seguimos camino para ir a encontrarnos con el río Pas; para cruzarlo hay que dar una buena vuelta hasta Oruña.
Parece que el track planificado que llevo está queriendo hacer carretera y ya empezamos a ver alguna indicación del Camino Lebaniego que aparenta hacernos ir por caminos y carreterillas no concurridas. Determinamos seguir las señales del Camino y hacer caso omiso al planificado. Nada más pasar el río Pas a la altura de Oruña el camino planificado nos marcaba una línea casi recta hacia Requejada, pero nosotros giramos a la derecha en dirección Mogro.
El problema de hacer la ruta siguiendo la señalización "oficial" es que además de hacer más kilómetros y menos llanos, vas siguiendo un rastro de casas sin saber si entras o sales de un pueblo ni en cuál estás. El paisaje así se vuelve bastante monótono y el dar pedales más aún. Como síntoma de que esta ruta es menos llana, antes de llegar a Mogro Luis pone pie en tierra y empuja la bici en la cuesta que hay al pie de la ermita de la Virgen del Monte. Será la primera de las muchas veces que habrá que hacerlo en los días posteriores.
Entre Mogro y Bárcena de Cudón está el único repecho señalable del día. De ahí una buena bajada hasta Mar y Requejada. Al pasar por Bárcena de Cudón paro a hablar un rato con un paisano que está en la acera al pie de su casa. Al preguntarle por si pasa mucho o poco peregrino, me contesta que se da cuentade los que pasan tempano por la mañana porque van andando haciendo un ruido ensordecedor y machacón con los bastones. La realidad es que los andarines suele ser gente bastante poco educada en ese sentido. Poco les importa si van molestando o no. Me decía el señor que hay que ser bobo solemne y maleducado para pasar a las seis o siete de la mañana haciendo ruido con los bastones contra el suelo ayudándose para caminar cuando el suelo está totalmente asfaltado. Mientras me cuenta el cabreo que tiene cuando les oye un día tras otro despertándole tan de madrugada sin necesidad alguna, me vienen a la memoria tantos mañanas vividas en esos albergues de Dios teniendo que aguantar a los andarines haciendo un ruido enorme dos o tres horas antes de que tú tengas planeado levantarte. Y todo porque creen que hacen mucho esfuerzo y tienen que levantarse muy temprano y hacer mucho ruido. No todos, pero coincido con el paisano que la mayoría son anormales. Ya me gustaría a mí verles hacer una etapa como las nuestras con los kilos extras que llevamos en las alforjas y que hacen que cada subida sea un pequeño calvario. Ellos llegarán con los pies doloridos, pero nosotros llegamos exhaustos, sin fuerzas y doliéndonos hasta el alma, habiendo estado peregrinando cada día hasta el doble de horas más que ellos. Pero todo eso es algo inherente a la mucha tontuna y a la poca educación de la mayoría. O te vas a una isla desierta o tienes que tratar de aguantarlo.
Si bien el trayecto que seguimos ahora es menos llano, la realidad es que tampoco es exigente pero al final nos obliga a hacer 47 km, 14 más de los planificados. Y como los sitios por los que vamos pasando no son de tirarse de los pelos de atractivos y es el primer día tras habernos despertado a las 5 y pico de la mañana, pues como que poco a poco vamos teniendo ganas locas de acabar la etapa.
El último kilómetro es el que va desde el mismo pueblo de Queveda hasta el albuergue Arco Iris, ya en la salida hacia Santillana del Mar. Y como es en subida, me sobró. Llegué al albergue sin ganas de dar un sólo pedal más a las 8 de la tarde, tras 4 horas de empezar el pedaleo. El albergue está en mitad de la nada y aunque pretendíamos salir a dar una vuelta y tomar medio cocacolo en cualquier bar, allí no había bares ni nada de nada. Teníamos una sed loca depués de no haber bebido prácticamente nada en toda la tarde; yo me hubiera metido litro y medio de cocacola bien helada, pero no había más que algo tipo Fanta de naranja más o menos del tiempo. Nos tomamos un par de vasos ya que menos es nada.
Y casi de inmediato a meternos una buena ducha, una cena bastante normalita aunque abundante y un rato de estar al aire libre escuchando junto con el hospitalero unas poesías bien bonitas que le manda un pregregrino cada vez que termina un Camino. El albergue es bastante normalito pero los hospitaleros son bastante agradables. A eso de las 10 y media me meto en el saco y a roncar. Luis había pasado mucho, o lo más probable es que no se había enterado, del rato al aire libre escuchando poesías y hablando con el hospitalero y debía llevar ya media hora en el saco disfrutando como un oso a punto de empezar la hibernación.
En anteriores caminos he ido poniendo unos pocos valores de distancia recorrida y velocidad recogidos del cuentakilómetros de la bici. Aunque sé que el GPS tampoco es exacto, lo es más que el cuentakilómetros, del que empiezo a constatar que mide casi un 10% más de kilometraje. Quizá ese sea uno de los factores por los que en anteriores caminos siempre nos parecía hacer kilómetros de más. A partir de ahora pondré las mediciones del GPS que voy grabando.
Hoy hemos pasado por: Santander, Santa Cruz de Bezana, Mompía, Boo de Piélagos, Arce, Oruña, Mogro, Bárcena de Cudón, Mar, Requejada, Viveda y Queveda.
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