Distancia ascendiendo: 31,46 km
Desnivel acumulado positivo: 569,70 metros
Altura máxima: 1.276,00 metros
Porcentaje máximo de subida: 6,19%
Porcentaje máximo de bajada: 10,23%
Tiempo pedaleando: 2:27 horas
Tiempo ascendiendo: 1:46 horas
Vel. media en movimiento: 20,17 km/h
Vel. media total: 15,91 km/h
Vel. máxima: 43,05 km/h
La patilla que se rompió |
Hacia los Ojos del Jiloca |
La bici con los piñones colgando |
Primer día que me mojo |
Me levanto como todos días, poco antes de las 8, y me encuentro lo de todos los días, mañana fresca que promete día de calor. Me pongo en marcha al filo de las 9 con idea de tomar camino, ascendente, en dirección Pozuel del Campo. Pero la marcha me dura poco. Además de la tormenta de ayer por la tarde, ha debido estar lloviendo por la noche y los caminos están muy embarrados. En cuanto salgo de Monreal ya tengo que andar esquivando grandes charcos y lodazales. En uno de ellos, al hacer más esfuerzo para atravesarlo, la bici hace un ruido grande y se queda bloqueada. Me bajo en mitad del lodazal para descubrir que se ha partido la patilla que une los piñones con el chasis. Esa pieza antes era de hierro o al menos de aluminoi reforzado; ahora las harán de calamina o de vete a saber qué, pero el caso es que se parten con frecuencia. Y cuando se parte te deja en tierra sin remedio. Hay que cambiarla, pero no llevo repuesto de eso.
Regreso empujando como puedo hasta Monreal, con la bici bloqueada y de barro hasta las orejas, y trato de buscar un taller de motos que anoche vi mientras daba un paseo. Lo localizo y debe ser por las pintas que llevo, o debe ser por la generosidad de quien lo regenta, el caso es que el hombre me dice que tratará de arreglarlo pese a que hace años que no arregle bicis.
Tras tratar de hacer algún apaño con alguna pieza que tenía, al final comprobamos que el único remedio es comprar la patilla. Como la he conservado, le hago un par de fotos que le enviamos a no sé quien que conoce en Zaragoza, quien a su vez, por el tamaño y forma, identifica marca y modelo y nos la envía por mensajero desde Zaragoza. No llegará hasta primera hora de la tarde.
Pues ya tengo el día perdido. Para pasar la mañana me dedico a limpiar a fondo la bici. Cuando el del taller me ve la porquería esa de cera de abeja me dice que eso no vale para nada y me unta la cadena con una buena dosis de grasa consistente. Con eso la cadena me dejará de hacer ruido con total seguridad y evitará que el polvo se meta en los eslabones.
Para completar la mañana me voy caminando hasta los Ojos del Jiloca, el nacimiento del río. Hay una laguna grande pero casi no se puede ver de la cantidad de juncos que hay; pero el paseo no es largo y resulta agradable.
El mensajero con la patilla llega poco despues de comer y la montan. Al ajustar los cables del cambio vemos que los piñones no entran convenientemente. Debe ser que el desviador se dió de sí en el esfuerzo cuando se rompió la patilla y dobló todo, así que ahora hay que cambiar desviador y piñones. Y otra vez que tengo que sustituir algo de lo que, por lógica, no llevo repuesto. El del taller me dice que vamos a mirar entre el material que le queda de cuando arreglaba las bicis porque igual algo tiene que pueda valer. Y así es, algo encuentra que me monta y que parece que funciona.
Cuando terminamos de volver a tener la bici en orden de marcha son las 17:30 pasadas. Llevo todo el día parado y aunque no sea lo que tenái previsto, me hago idea de tratar al menos de llegar a Molina de Aragón por carretera y así no echar a perder el día por completo.
Pese a que otra vez se ven tormentas en el horizonte en la dirección a la que me voy a dirigir, me subo a la bici y empiezo a dar pedales por la carretera a las 17:45. Hasta Molina tendré unos 50 kilómetros de los que los primeros 30 son todo de ascenso; pero si me respeta el viento y la lluvia creo que podré llegar de día a Molina.
Con esa idea, y con las fuerzas intactas de haber descansado todo el día, voy tratando de rodar lo más fuerte y cisntante que puedo por el arcén de la carretera; una carretera que tiene tráfico y por el que van muchos camiones. Paso Pozuel del Campo y sigo en dirección Pobo de Dueñas que marca el final del ascenso y comienzo de los últimos kilómetros de descenso hasta Molina.
Llego al Pobo de Dueñas a las 19:15 tras 28 kilómetros recorridos. Están empezando a caer las primeras gotas. Busco una casa rural donde sello y no encuentro ni una bar donde tomar algún refresco.
A la salida del pueblo me cruzo con un ciclista que lleva bici de carretera y que toma mi mismo sentido de marcha. Aunque el terreo ahora es más llano que antes y pretendo ir algo ligrero, yo con mi bici de montaña y mis alforjas voy a la mitad de velocidad que él.
A partir de El Pobo de Dueñas el terreno es predominantemente de descenso. Y empieza a lloverme. Me pongo los avíos de lluvia y tapo las alforjas y continuo mientras la lluvia arrecia. Desde prácticamente El Pobo podía haber optado por ir por camino, pero ni el poco tiempo disponible que tengo hasta que anochezca ni el previsible lodazal que pueda encontrarme hacen que me inclinen por ir por caminos esta tarde.
A la altura de Castellar de la Muela, el de la bici de carretera está parado cambiando la cámara. Ha pinchado pero me dice que no necesita ayuda. Prosigo. Y llego a Molina de Aragón ya con las primeras sombras de la noche a las 20:50 despues de 50 kilómetros recorridos. Pese a que tengo idea de ir hasta un hotel que he visto que hay por la plaza de San Francisco, al otro lado del pueblo, me paro directamente en el priemr hotel que veo, justo según entro al pueblo. Es un hotel muy bonito y tranquilo. Duchazo, cena suave en un bar muy cercano y a dormir con idea de descansar y levantarme temprano mañana porque la etapa se mete en la serranía y promete ser larga y dura.
Jornada la de hoy atípica como ninguna.
Hoy he pasado por Monreal del Campo, Pozuel del Campo, El Pedregal, El Pobo de Dueñas, Castellar de la Muela, Molina de Aragón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario