jueves, 30 de abril de 2009

Día 4. Cornellana - Pola de Allande. 68,67 Km




Kilómetros: 68,67
Tiempo pedaleando: 5:21:57
Vel. media: 12,79
Vel máxima: 47,25

Hemos dormido muy bien y vamos a desayunar a Casa Dany de nuevo. Desayuno fenomenal y empezamos la subida al Alto de la Espina por el Camino. Antes pasamos por Salas y nos compramos unos Carajitos, unos dulces de avellana muy ricos.

Saliendo de Salas empieza realmente la subida del puerto. Se hace por un bosque precioso con un río al lado. A mitad de subida, y tras un par de rampas en las que había que bajarse de la bici y empujar, decidimos terminar la subida por la carretera.

Pani va desde el segundo día tocado de la rodilla. Hoy Julio se ha debido pasar con alguna pastilla y tira menos que el pedo de un marica. A Pedro también empieza a molestarle una rodilla.

Cuando llegamos al alto hemos tardado casi dos horas en completarlo. Si ayer nos hubiéramos empeñado en subirlo en vez de dormir en Cornellana, hubiéramos muerto seguro.

Nos vamos llegando sin mucho contratiempo hasta Tineo, mitad de etapa. Nos quedan 30 km todavía hasta Pola de Allande. Poco más adelante está la varinate de Hospitales, 15 kilómetros de solitarios e inhóspitos parajes que sólo se recomienda hacerlo por la mañana y con buen tiempo.

Como además son las cinco de la tarde, decidimos otra como la de ayer, carretera como locos y a hacer kilómetros. A partir de Tineo pillamos una bajada preciosa de unos 14 kilómetros; pero a partir de ese momento y hasta la llegada a Pola de Allande, todo es subida. No sé por qué, pero además de empezar nuevamente a llovernos, los kilómetros que nos van quedando aparentan ser más a medida que avanzamos. Las cuentas no nos salen.

El cansancio es tremendo, las montañas asturianas son muy exigentes. No vemos el momento de llegar y el cansancio físico se une al psíquico. Al final llegamos a Pola de Allande hacia las ocho de la tarde, muy cansados.

El albergue está tres kilómetros pasado el pueblo, al comienzo del Puerto del Palo. En ese momento todos desistimos de seguir y nos quedamos en la Nueva Allandesa a dormir. Bueno, y a cenar. Nos acoge Antonín, el propietario, y estamos conversando con él un buen rato. Nos prepara un menú de peregrino de los que hacen época, con tres platos, el paté de morcilla y el vino. Todo delicioso. Llego a la cama redondo como un botijo y emulo a Luis, me duermo antes de meterme en la cama.

Hoy hemos pasado por Cornellana, Espinedo, Villampero, Puente Villampero, Quintana, Casazorrina, Mallecín, Salas, El Llanón, El Couz, Alto de Porciles, Bodenaya, Alto de La Espina, La Pereda, La Millariega, El Pedregal, El Crucero, Tineo, Piedrafita, Quintaniella, Santullano, La Estrella, El Peligro, Gera, San Roque, San Facundo, Cerviago, San Félix, Ablaneda, Villafrontú, Pola de Allande.

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